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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

 La influencia de las ideas fascistas en el Uruguay comienza en los años 20 y se van incrementando a partir de la crisis económica de 1929 y con la asunción del gobierno de Gabriel  Terra. En 1906 el arzobispo de Montevideo Mariano Soler manifestará en el Club Católico una visión antisemita del Uruguay. Soler consideraba enemigos de la Iglesia Católica a aquellos que reivindicaban a la Francia liberal, cuya política anticatólica era fuente de inspiración del batllismo. En sus discursos remarcaba que Francia estaba dominada por la masonería y el judaísmo. Clara Aldrighi en su libro La Ideología Antisemita en el Uruguay sostiene que:” la prensa católica en 1919 difundió una lista de dirigentes bolcheviques de la URSS- todos judíos, excepto Lenin – revitalizando la teoría del complot”,. Resulta evidente que el Vaticano no fue un factor moderador del antisemitismo, ya que jamás dio instrucciones claras sobre el tema. Desde Argentina llegaban a Uruguay manifiestos antisemitas. En 1935 llega a los escaparates de las librerías montevideanas, el libro “La Futura Babilonia” del autor Gustavo Martínez Zubiría, quien sostenía que Buenos Aires podría ser la sede en un futuro del reino de Israel apoyado por el “oro judío”.

A fines de 1929 el diario herrerista El Debate publicaba textualmente los discursos antijudíos del sacerdote Iribarren que eran trasmitidos por la vieja radio Jackson, hoy Sarandí.  Esta radio pertenecía a la Iglesia Católica y llevaba ese nombre en honor a uno de los benefactores más importantes, la radio estaba dirigida por el clérigo Ramón y Puyal.  En el Uruguay varios dirigentes católicos fueron objeto del prejuicio antisemita, llegándose a comprobar que la revista del Colegio Pío de Colón ofrecía ejemplos del daño que podían realizar los judíos en Uruguay. Otras publicaciones demuestran un gran antisemitismo y admiración por las ideas de la Europa totalitaria, por ejemplo, el diario La Tribuna Popular (blanco herrerista), quien en agosto de 1936 publicaba lo siguiente:” El comunismo esta dirigido lisa y llanamente por judíos. Luego son los judíos y dentro de ellos los más retrógrados, los más disolventes e indeseables, los que practican esta ideología”,.  Por su parte el semanario Atención, afín al dictador Terra   decía en marzo de 1940: “ningún diario de esos que tanto gritaron y alarmaron con la inminente invasión nazi se ponen en guardia contra el verdadero peligro, el peligro judío, mucho más efectivo que el otro, dada la gran cantidad de israelitas que vive en el país,”.  El Bien Público, diario católico, destacará las opiniones sobre la masonería y el judaísmo a través del órgano oficioso de la Santa Sede y perteneciente a la orden jesuita denominado Civilità Católica.  En 1940, la Comunidad Judía Israelita de Montevideo, dirigió una protesta al ministro del Interior, Tiscornia, en contra de las publicaciones racistas.  Asimismo, existieron curas adherentes y defensores de la falange española. El sacerdote Jesús Simón fue el primer asesor espiritual de la falangista sociedad española Virgen del Pilar en el Uruguay.  A este presbítero le sucedieron los jesuitas Natalio Díaz y Luis Teixedor. Los carmelitas descalzos ubicados en la calle Irigoitìa en el Prado realizaron grandes discursos pro franquistas. En su publicación Florecilla del Carmelo no faltó oportunidad de publicar un manual teológico antijudío.  Tampoco faltaron los hechos de violencia, en 1938 fue arrojada una bomba de alquitrán contra la sede de la comunidad judía asquenazi ubicada en la calle Durazno esquina Paraguay. En el barrio Emilio Reus al Norte, los niños y los mayores que acudían  a una escuela judía, eran víctimas de gritos y empujones por algunos vecinos de dicho lugar. En el mismo año, y antes de festejar el día 25 de agosto, un grupo de simpatizantes franquistas realizaron una marcha por nuestra principal avenida al grito de “¡Patria Sí, judíos no! y” Franco Sí, judíos No”. Las autoridades del momento jamás intentaron prohibir este tipo de manifestaciones. La diplomacia uruguaya recibió la orden de prohibir documentación con visas sin autorización de la cancillería. Esta medida apuntaba a aquellos ciudadanos que habitaban los países ocupados por el Eje. A raíz de esta medida, el embajador británico en Montevideo Milington Drake informó a las autoridades de su país que Uruguay estaba entrando por un fuerte camino de antisemitismo.   En el parlamento uruguayo, hubo una cantidad de legisladores que fustigaron a los” nazis criollos”, entre ellos se destacan: el socialista José Pedro Cardozo, el comunista Eugenio Gómez y el batllista  Julio Iturbide, entre otros. 

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