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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

Votando al mejor vendedor

“No es el pueblo que se equivoque, sino el único que tiene derecho a equivocarse”, José Batlle y Ordóñez.

Vivimos en un mundo complejo, surreal y donde será cada día más difícil dar con una felicidad real y completa, tanto a nivel personal y público (del pueblo). El hábito de la lectura y el análisis en los temas académicos de relevancia se suplantaron por horas en pantallas y las tendencias que estas nos muestran; los juicios sobre personas se hacen en función de la vida que estas llevan en redes sociales, lo que nos lleva a un margen de error enorme a la hora de elegir.
La política no escapa de esta realidad que describo en el párrafo anterior. Los candidatos que mejor éxito electoral tienen en el mundo son los que entienden el contexto y juegan en función, ofreciéndole la ciudadanía propuestas breves (vagas), las que buscan ser comunicadas con el uso de metáforas o frases cortas que puedan captar la atención (de pocos segundos) del votante. Esto ha llevado a que cada día más las personas voten por el mejor vendedor; no al mejor candidato, y sin un sustento real del voto.
Andrés Ojeda, el precandidato que resultó vencedor en la elección interna del Partido Colorado es un claro ejemplo. Entendió el contexto y movió sus fichas, dejando la historia de toda una colectividad política de lado (al abrazar fuertemente al Partido Nacional, Partido Independiente y Cabildo Abierto) y jugando solo cartas basadas en perfilismo político y marketing contra su bloque opositor: Frente Amplio. Manual que repetirá otra vez para la Elección Nacional de octubre. A éste solo le alcanzó estas variables (perfilismo y marketing) para ganar una interna que, lejos de centrarse en ideas y debates internos como debería ser, se centró en posicionamiento, pantalla y frases sin una argumentación profunda.
Ante una situación de desgano generalizada y tan conectada, la preferencia de los votantes tiende a concentrarse entre dos bloques. Sucede en todo el mundo y también en Uruguay, donde ningún colorado y batllista de verdad debería sentirse del todo cómodo ante este escenario, sobre todo quienes entendemos a nuestro movimiento político como una izquierda ubicada próxima al centro del esquema uruguayo.
Como colorados y batllistas somos distintos al Partido Comunista, pero también a los sectores herreristas del Partido Nacional. Nada tenemos que ver con los nostálgicos de la guerrilla, pero tampoco con los que sienten agrado por las botas. Tan solo un poco relacionados con los sectores seregnistas. Somos defensores de las instituciones y de nuestro sistema republicano, militamos para seguir ampliando la distancia entre el Estado y los templos, para seguir conquistando derechos para el goce pleno de los individuos, y por un Estado de iguales, moderno y eficiente. Estas son nuestras principales causas.

En síntesis, los COLORADOS y batllistas no vendemos nuestras ideas para salir bien en una foto del presente. Contamos con una historia que nos habla y mandata. Y por suerte con una filosofía política que perdurará, con mayor o menor éxito, en nosotros durante toda la línea del tiempo.

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