40 años de avances y muchos desafíos

Los 1 de marzo cada cinco años, son un día especial, porque asume la Presidencia quien fue ungido por la ciudadanía en las urnas y es lo que el país presenciará en la jornada.
Pero además de ello, más allá del cambio de signo político que significa la llegada al poder de un cuarto gobierno del Frente Amplio, Uruguay conmemora los 40 años del retorno a la democracia, en el mayor período de libertades ininterrumpidas de su historia.
Y no es poca cosa. En estas cuatro décadas, el país consolidó sus instituciones, pasaron por el gobierno sus tres principales partidos políticos, se sorteó la mayor crisis económica de su historia y se vieron avances varios en su desarrollo.
En lo institucional, basta mencionar la propia salida de la dictadura, sin violencia, con una amnistía generosa que permitió primero la liberación de presos políticos que atentaron contra las instituciones democráticas y luego con otra que evitó juicios a militares por violaciones a los DDHH durante la dictadura.
Sin el “cambio en paz”, no hubiera sido posible la llegada a la presidencia de uno de esos presos políticos y ex guerrillero –José Mujica- y que atravesara sus cinco años de gobierno sin mayores contratiempos.
Aún así, tras 40 años, las heridas no están del todo cerradas, porque persiste de un lado el reclamo de familiares de desaparecidos por saber el paradero de sus seres queridos, y por otro, la permanencia en prisión de militares que cometieron delitos de lesa humanidad, cuya liberación es reclamada por sus familiares y ex camaradas de armas, dos temas pendientes que está en el debe superar para curar esas laceraciones.
La fortaleza de las instituciones quedó también de manifiesto en 2002, cuando el país pudo superar la mayor crisis financiera de su historia, a pesar de pedidos de default por parte de la izquierda y de presiones para la caída del presidente Jorge Batlle desde grupos de opinión de derecha, y en 2017, cuando se precipitó la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic, por el uso indebido de la tarjeta corporativa de ANCAP.
Una y otra vez consolidada la democracia, prueba tras prueba, el país pudo desarrollarse desde el punto de vista social y económico, con leyes tales como la Ley Forestal, la Ley de Marco Energético, la Ley de promoción de inversiones, la Ley de Vivienda promovida, entre otras, las que generaron impactos positivos indudables en esos sectores.
Se atacó también el déficit crónico del Banco de Previsión Social (BPS) con dos reformas jubilatorias y se introdujeron cambios importantes en el sistema tributario y de salud.
En la agenda de derechos, el país tiene hoy despenalizado el aborto, habilita el matrimonio igualitario y la unión concubinaria y muy seguramente se apruebe en esta legislatura la legalización de la eutanasia.
Tiene el nuevo gobierno en sus manos el desafío de avanzar en múltiples desafíos pendientes, como reducir los índices de criminalidad, continuar con una reforma educativa imprescindible, atacar el núcleo duro de la pobreza y en especial la pobreza infantil, mejorar los niveles salariales y dar solución al déficit habitacional. Sólo con mayores inversiones y un clima propicio para ello será posible.
Quedan para atrás 40 años de libertades y avances; para adelante, consolidar las libertades, el progreso y que el mismo llegue a todos. El juicio de la ciudadanía sobre la nueva gestión comienza hoy.