La junta militar que derroco al presidente de Niger, Mohamed Bazoum esta sufriendo las sanciones impuestas por el bloque de países de Africa Occidental, Estados Unidos, y Europa. Pero las conscuencias del bloqueo, que incluye desde la congelación de transacciones financieras, hasta el cierre de fronteras, pasando por cortes de energía eléctrica, afecta también a la población, que enfrenta un futuro incierto.
Mientras tanto la Junta militar sigue fortaleciendo su gobierno que cuenta con la adhesión de una parte de la ciudadanía que no vio satisfechas sus demandas durante la administración anterior la cual, además, estaba bajo escrutinio por actos de corrupción.
Después del golpe de estado, las sanciones y bloqueos han sido resistidos por el nuevo liderazgo del general Abdourahmane Tchiani, pero el gobierno de facto se enfrenta ahora a una notoria escasez de alimentos y de medicamentos, además de una fuerte suba en los precios.
En una región altamente inestable, el quiebre institucional de Niger ha sido el sexto golpe de estado en Africa Occidental, pero el que ha recibido las sanciones más duras. Sin embargo, el presidente depuesto, Mohamed Bazoum, sigue detenido con su familia en su hogar, rodeado de militares.
El empeoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos que ven menguar los productos en las estanterías de las tiendas de alimentos y los medicamentos en las farmacias, no necesariamente levanta resistencia contra la Junta militar aunque sí acrecentó el malestar contra los países de África Occidental y Francia que todavía tiene efectivos militares en el país.
El golpe es, por otra parte, se ha constituido en un desafío a los esfuerzos de estabilización democrática y asistencia al desarrollo de la región, cuya seguridad se ha visto amenazada durante los últimos años. Gran parte de la ayuda internacional fue suspendida, y luego del quiebre instiucional cientos de extranjeros, incluidos diplomáticos, trabajadores humanitarios e instructores militares, han salido del país.
Hasta ahora el gobierno de Estados Unidos no ha condenado el golpe de estado, lo que le obligaría a retirar a los más de mil efectivos que se encuentran apostados en Niger, aunque si ha trasladado a los soldados fuera de la capital, hacia el norte del país
Francia tampoco ha retirado sus tropas de Niger –como se lo solicitó la Junta en el poder– aduciendo que el pedido tiene originarse en las autoridades legitimas, pero su situación en el país parece cada vez mas insostenible.
El futuro de las antiguas alianzas de los países occidentales con el gobierno de Niger es incierto en tanto el nuevo régimen indicó que podría permanecer en el poder hasta por tres años y los esfuerzos para acortar el plazo no han dado resultado.
Mientras tanto, Estados Unidos ha cesado la ayuda y entrenamiento antiterrorista al ejercito de Niger, a pesar de que el área continua amenazada por los insurgentes islamitas que operan al sur del desierto del Sahara.