Ciudades como San Francisco prohiben el uso de videovigilancia con reconocimiento facial mientras que en Los Angeles están permitidas. Francia acaba de aprobar una ley que permite la a la policía activar a distancia dispositivos electrónicos sin noticia de sus dueños. La Unión Europea, —basada en que “si bien existen beneficios reales en el uso de sistemas de reconocimiento facial para la seguridad pública, su omnipresencia e intrusividad, así como su susceptibilidad a errores, plantean una serie de preocupaciones fundamentales en cuanto a los derechos” — acaba de establecer la «prohibición de la vigilancia abusiva»
El Dia, que días atrás editorializó sobre estas formas de control comenzó una ronda de consultas a especialistas en Seguridad y en Derechos Humanos, para conocer ventajas, debilidades y hasta formas de compatibilizar el uso de nuevas tecnologías para brindar seguridad a la ciudadanía con el respeto irrestricto a las Derechos Humanos.
Diego Sanjurjo, asesor del Ministerio del Interior, está a favor del uso de esta tecnología. “La videovigilancia con reconocimiento facial es una realidad desde hace mucho tiempo ya. De hecho en el Ministerio del Interior vamos a poner en marcha ahora, dentro de muy poco, dos proyectos piloto que van en esa línea”, comenta Sanjurjo, quien especifica cómo funcionará la nueva iniciativa “las cámaras que ya tenemos y que hoy por hoy están monitoreadas por seres humanos, van a pasar a ser monitoreadas por un software con inteligencia artificial y reconocimiento facial”
Con formación en Ciencias Políticas y en Seguriad Pública, Sanjurjo, un académico formado en el exterior pero que tiene responsabilidad en el desarrollo y ejecución práctica de políticas de seguridad, reconoce que la inteligencia artificial aplicada al reconocimiento biométrico “es una tecnología que conlleva riesgos como todas las herramientas de seguridad y hay que aprender a manejarlas”, pero limita los posibles peligros según el desarrollo o la situación política del lugar en que se apliquen: “Son riesgos sobretodo para países con estados de derecho débil, para estados autoritarios; en esos países —en esas sociedades— seguramente van a aumentar las posibilidades de que los gobernantes hagan un mal uso de las mismas”. Y agrega “En países con estado de derecho fuerte, como el nuestro, me parece que en base a protocolos, en base a estándares, en base a permitir que sea haga un seguimiento de los distintos poderes, se puede llegar a hacer perfectamente un buen uso de la tecnología”
El asesor del ministerio, finalmente, destaca las ventajas que brinda la inteligencia artificial en materia de gestión y las experiencias positivas para administrar los posibles riesgos de desvíos en su implementación: “estamos hablando de poder liberar potencialmente a cientos de recursos humanos que hoy se dedican a hacer un trabajo muy pesado de mirar pantallas, y ponerlo todo en manos de un software que tiene el potencial de hacerlo solo —de hacerlo por si solo—. Entonces, sin duda que puede tener un impacto enorme en términos de eficiencia y efectividad y lo que tenemos que encontrar la manera de regularlo bien para que no de lugar a errores y riesgos. En ese sentido creo se puede aprender mucho de la experiencia de la ciudad de Londres”.
El Día ha manifestado su punto de vista : «El Estado tiene una razón de ser. Y en este caso, como en tantos otros, debería intervenir firmemente: una regulación férrea para evitar extralimitaciones»