En la vida del hombre, pocos temas generan tanto silencio, pudor y desconocimiento como la salud prostática. Sin embargo, cuidarla puede marcar la diferencia entre una vida plena o una plagada de molestias urinarias.
La salud prostática es un tema que suele quedar relegado hasta que aparecen los síntomas: dificultad para orinar, disminución del flujo, levantarse varias veces por la noche o problemas de erección. Sin embargo, muchos de esos trastornos pueden prevenirse con hábitos de vida saludables.
La hipertrofia prostática benigna (HPB) y el cáncer de próstata son dos de los problemas más frecuentes en los varones mayores de 50 años, y su evolución depende tanto de la genética como del estilo de vida.
A continuación, repasamos los errores más comunes que deterioran la salud prostática y cómo evitarlos.
No hidratarse lo suficiente
La orina concentrada irrita la vejiga y la próstata, generando inflamación crónica. Mantener una adecuada hidratación (1,5 a 2 litros de agua al día) ayuda a diluir toxinas y a reducir la congestión pélvica.
Esto es especialmente importante en hombres con antecedentes de infecciones urinarias o cálculos.
- Permanecer muchas horas sentado
El sedentarismo prolongado disminuye la circulación sanguínea en la pelvis y puede producir congestión prostática. Además, debilita los músculos del piso pélvico, fundamentales para el control urinario y la función sexual.
Los hombres que pasan más de 6 horas sentados al día presentan mayor riesgo de síntomas del tracto urinario inferior, según estudios observacionales.
- Exceso de cafeína o alcohol
Ambas sustancias irritan la vejiga y aumentan la urgencia urinaria, aunque no se ha demostrado que causen hipertrofia prostática directamente. Sin embargo, pueden agravar los síntomas en quienes ya la padecen.
Moderar su consumo ayuda a mejorar el confort urinario.
- Alimentación ultraprocesada
Las dietas ricas en grasas trans, sodio, azúcares y conservantes (como nitritos) aumentan la inflamación sistémica y el riesgo metabólico, lo que puede impactar negativamente sobre la próstata.
Por el contrario, alimentos naturales con licopeno (tomate cocido), zinc (semillas de zapallo), sulforafano (brócoli) y omega 3 (pescado azul) ejercen un efecto protector.
El patrón mediterráneo de alimentación es el más recomendado.
- Retener la orina
Aguantar las ganas de orinar por mucho tiempo puede distender la vejiga y generar reflujo de orina hacia la próstata, irritándola.
Si bien no causa HPB ni cáncer, sí puede favorecer infecciones o prostatitis.
Orinar cuando el cuerpo lo pide es un hábito saludable.
- Fumar
El tabaco libera compuestos cancerígenos que dañan el ADN de las células prostáticas y aumentan el riesgo de cáncer de próstata agresivo. Además, empeora la circulación y contribuye a la disfunción eréctil.
- No realizar controles prostáticos
El PSA y la ecografía prostática anual desde los 50 años (antes en quienes tienen antecedentes familiares) permiten detectar el cáncer a tiempo, con tasas de curación superiores al 95%.
La falta de controles sigue siendo el error más grave.
- Exceso de carne roja y embutidos
Las carnes procesadas y rojas en exceso se asocian con mayor riesgo de cáncer prostático, por su contenido en grasas saturadas y compuestos nitrosados.
Consumirlas con moderación, privilegiando el pescado, las legumbres y el pollo, es una medida preventiva útil.
- El exceso de grasa abdominal
La grasa visceral actúa como un órgano endocrino, liberando citoquinas inflamatorias (TNF-α, IL-6) y aromatasa, que convierte testosterona en estrógenos.
Esto reduce la testosterona libre, afecta la libido y favorece el agrandamiento prostático.
Perder peso mejora la función hormonal, sexual y prostática.
- Estrés crónico
El estrés sostenido eleva el cortisol, que disminuye la testosterona y puede aumentar la dihidrotestosterona (DHT), hormona responsable del crecimiento prostático.
Además, el estrés provoca tensión muscular en el piso pélvico, generando sensación de presión y molestias.
El control del estrés es una parte olvidada, pero fundamental, de la salud prostática.
Conclusión
La próstata responde tanto a las hormonas como al estilo de vida.
Beber agua, moverse, comer bien, controlar el peso, evitar el tabaco, y hacerse chequeos anuales son medidas sencillas que previenen enfermedades, mejoran la vida sexual y aumentan la longevidad masculina.
Cuidar la próstata no es solo un tema de edad, sino de bienestar integral.
Señales de alerta
Consultá al urólogo si presentás:
- Dificultad o lentitud al orinar.
- Chorro débil o intermitente.
- Ganas urgentes o frecuentes de orinar, especialmente de noche.
- Dolor pélvico o perineal.
- Sangre en la orina o el semen.
- Disminución de la libido o erecciones más débiles.
La prevención, en este caso, puede salvar vidas.

No hidratarse lo suficiente