Este lunes, el Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, dijo a los miembros del Parlamento que tenían razones para estar «justamente consternados» por la idea de «espionaje en este edificio». Los comentarios de Sunak siguieron al arresto de un ciudadano británico de 28 años que trabajaba como investigador en el interior del Parlamento británico, sospechoso de trabajar para el gobierno chino.
La noticia fue publicada el fin de semana por el Sunday Times de Londres, que consignó que dos individuos habían sido detenidos en marzo por un presunto complot de espionaje: uno que trabajaba para la conservadora Alicia Kearns, presidenta del influyente Comité de Asuntos Exteriores que no llegaba a 30 años y otro en sus treintas, arrestado en Oxfordshire.
Las autoridades policiales se limitaron a informar que dos hombres fueron arrestados bajo la Ley de Secretos Oficiales y luego puestos libertad bajo fianza hasta octubre, pero no revelaron sus identidades.
El Sunday Times, sin embargo, identificó al más joven de ellos, que niega ser un espía, y trabajó en asuntos parlamentarios relacionados con China, lo que complica al gobierno conservador y su manejo de la seguridad en su relacionamiento con el gigante asiático. Del segundo arrestado el medio londinense no aportó más detalles que su edad.
En un comunicado a través de un bufete de abogados el lunes, el investigador dijo que era «completamente inocente» y que había pasado su carrera «tratando de educar a otros sobre los desafíos y amenazas presentadas por el Partido Comunista Chino». El joven indicó que «es incorrecto que deba hacer algún tipo de comentario público sobre la mala información que se ha difundido».
Según el Sunday Times, el hombre había vivido y trabajado anteriormente en China y allí habría sido reclutado para regresar a Londres y obstaculizar las Investigaciones parlamentarias sobre China del Parlamento, además, el presunto espía tuvo contacto con el parlamentario Tom Tugendhat, fundador del Grupo de Investigación de China que actualmente está al frente del ministerio de Seguridad.
Voceros del gobierno de China, por su parte, calificaron las acusaciones de espionaje como «completamente fabricadas».