Katalin Karikó y Drew Weissman, cuyo trabajo identificando una modificación química al ARN mensajero permitió la creación de vacunas contra el Covid en menos de un año, fueron galardonados con el Nobel de Medicina
Los estudios sobre el ARN mensajero incluidos en la producción de miles de millones de vacunas contra el Covid transformó la tecnología de las vacunas, y se prevé que los desarrollos de ambos científicos puedan ser utilizados en nuevas inoculaciones para enfermedades mortales.
Ambos investigadores dedicaron años en la estudios para lograr una vacuna contra el VIH para lo cual Weissman venía trabajando en la década de los 80 sin mayor éxito hasta que dio con Karikó, quien analizaba como el ARN mensajero instruía a que las células produjeran proteínas. Pero los estudios no fueron promisorios por muchos años: el sistema inmunológico se resistía al ARN y lo destruía.
No obstante los científicos descubrieron que las células protegen su propio ARN mensajero con una modificación química específica y bajo ese principio modificaron el ARN mensajero antes de aplicarlo a las células permitiendo su absorción sin provocar el rechazo del sistema inmunológico.
Tanto Moderna como BioNTech incluyeron vacunas con ARN mensajero en sus productos contra la gripe y otras enfermedades pero no pasaron de ensayos clínicos hasta la llegada del COVID-19, cuando los desarrollos de los galardonados fueron incluidos en investigaciones que buscaba soluciones rápidas a una pandemia amenazante.
Hoy no sólo se utiliza el ARN mensajero para el COVID: ya se emplea en otras vacunas contra la influenza, la malaria y el VIH. El panel que decidió el premio reconoció que el trabajo de los investigadores «cambió fundamentalmente nuestra comprensión de cómo interactúa el ARN mensajero con nuestro sistema inmunológico»