Con un enfrentamiento previo entre los líderes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) Pedro Sánchez, y del Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo, que quedará para la historia de los debates furibundos, el socialista logró la mayoría absoluta para su tercera investidura con el apoyo del PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y CC. Parece muy distante la década que pasó cuando Sánchez –casi un desconocido– del comunicaba sus ambiciones a su círculo cercano, que le aconsejaba no disputar la Secretaría General del PSOE.
Sánchez logró el apoyo del 51.14% de la Cámara Baja, respaldado por 179 diputados, un número mayor que el que obtuvo en otras investiduras. Votaron a su favor los 121 diputados del PSOE, los 31 de Sumar, los siete de ERC, los siete de Junts, los seis de Bidu, los cinco del PNV y el del BNG y la de Coalición Canaria y tuvo en contra a 171 representantes, los 137 del PP, los 33 de Vox y el de UPN.
En este período se reeditará la coalición con la que venía gobernado el país. Sin embargo, la agenda del nuevo gobierno está desde ya pautada por los acuerdos previos para lograr la investidura del socialista: la aceptación de una amnistía que siempre fue negada por el nuevo presidente del gobierno, y del anunciado debate sobre los territorios, teniendo en cuenta los reclamos de los catalanes de Junts, cuyo apoyo resultaba imprescindible.
La ley de amnistía para los secesionistas catalanes que participaron en el proceso ilegal de 2017 provocó una de las más duras críticas de la oposición al nuevo gobierno y, al mismo tiempo, protestas en las calles con detenidos, que muestran el grado de división social que produjo la medida. Más de 1.600 policías estuvieron apostados fuera de las cámaras durante los dos días de sesiones de la investidura.
Tras la investidura de Sánchez le corresponde a la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, comunicar el resultado al rey Felipe VI, a quien, según la Constitución española , corresponde realizar el nombramiento del presidente del Gobierno.