El expresidente Mujica, que por hache o por be no nos deja de sorprender, se refirió a la crisis hídrica. “Teníamos que haber arrancado antes. Nos dormimos”, dijo sobre la construcción de una represa que pudo haber paliado la crisis. Inquirido sobre qué gobierno fue responsable, dobló la apuesta: “se me van a enojar. . . nos dormimos todos . . .ta?, compartamos la responsabilidad”
No veo bien quién o porqué alguien se podría enojar, más allá que por la falta de acción que hoy lamenta el país todo, caiga a quien le caiga el sayo. No obstante, me pareció que ese “se me van a enojar” fue un flechazo al interior de su propia colectividad, el Frente Amplio, hoy en la oposición. Si no estoy equivocado, entonces, van unas elucubraciones, y si lo estoy. . .no se me enojen.
La tontería más grande de una oposición es buscar en la inmundicia o en la minucia, en cada minuto, en cada instante, un motivo para recordarle a la ciudadanía que está presente y pendiente. Una actitud de ese tipo, aunque podría arrimar unos votos, no contribuye ni a la elevación del debate, ni de los objetivos que debería pautarle al gobierno al cual se opone y controla.
Mucho más inteligente, sin jugar para la gilada, es hacer y decir lo que Mujica —aceptar el error. Más, aunque se está jugando para la gilada, un buen comunicador sabe que a ésta, también, le gustan los actos de grandeza que, en la discusión del boliche le dan un argumento simple para enrostrar al oponente dialéctico : “nosotros aceptamos el error”.
Uruguay —América, Europa, Asia, para no creernos que somos el ombligo del mundo— necesita discutir con un mínimo de inteligencia. En la era de las redes sociales que con gran facilidad dividen a los buenos de los malos, encarnizadamente sin posibilidad de encuentro, tendríamos que pretender algo más elaborado que el eslogan o la apelación a las emociones —lágrimas de cocodrilo o desplantes furibundos vía twiter mediante.
En la actividad política hay mucho de “rol model” . Y nuestros líderes debieran encarar esa función con honestidad y astucia, porque acostumbrarse a un electorado simple e irracional, más allá e ser condenable políticamente, es crear un monstruo con vocación de “boomerang” que un día podría golpearles la cara.
Al cabo, la negociación que los políticos realizan a diario (ojalá tuviéramos un régimen parlamentario para exponerla más claramente) no es ni más ni menos que una necesidad vital en la conducción de la cosa púbica. Pero también lo es en otros ámbitos: desde el directorio de una empresa, al manejo del hogar, pasando por las relaciones laborales, hasta llegar a la compra de un bien.
Volviendo a los “enojables”. ¿Serán estos los votantes que bien podrían felicitarse porque en nuestro país todavía cabe la autocrítica?, ¿o serán los dirigentes que hoy, demagógicamente, piden la gratuidad del agua? ¿o los que, como si fueran de teflón, hacen de todo con el agua, hasta que les resbale –admitiendolo o no– que no fue su prioridad a la hora de decidir políticas púbicas?
Para mí, la respuesta es obvia. Porque muchos quedaron en “orsai”: los que estuvieron dormidos, con los ojos abiertos.