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No, así no sirve
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“Lo que quiero es que nos digan la verdad, no porque se nos engañe sino  digan cual es la voluntad de los países”. El pedido del presidente Luis Lacalle Pou fue claro: en el entendido que nuestros socios del Mercosur se arrogan el derecho de impedir que Uruguay adelante cualquier negociación de un Tratado de Libre Comercio, pidió transparencia sobre el punto. 

No porque el gobierno uruguayo haya variado su posición respecto a la libertad que tiene para negociar y firmar ese tipo de convenios, sino porque en el caso que nos ocupa la contraparte con quien Uruguay mantiene tratativas es China. Y el gobierno chino, que obviamente no quiere, ni puede darse el lujo, de desconocer las posiciones de Brasil y Argentina, se cura en salud y quiere contar, para continuar las negociaciones con Uruguay, con el beneplácito de nuestros socios socios.

¿Es injusto? Si. ¿Es sostenible jurídicamente? Depende del país que lea la resolución 32/00; Uruguay ha sostenido que la decisión 32/00 es “declarativa” y no lo obliga a contar con la aquiescencia del resto de sus socios para negociar fuera del bloque.

Pero la realidad es la realidad, y las asimetrías en el Mercosur pesan tanto como perjudican. Si bien sin decirlo explícitamente el gobierno argentino siempre puso la bolilla negra a las negociaciones de Uruguay con China, en oportunidad de la Cumbre del bloque esta semana, el presidente argentino Alberto Fernández reconoció que él personalmente había indicado al presidente chino Xi Jinping la oposición de Argentina al tratado sino uruguayo.

El la posición sincerada por Fernández, a quien le quedan horas para dejar el sillón de Rivadavia, habrá de ser contrastad con quien está por tomar las riendas del gobierno argentino, Javier Milei, que se ha manifestado contrario a varias de las políticas seguidas por Argentina respecto al bloque. Pero aún asumiendo que el nuevo mandatario argentino comparta la postura uruguaya, eso no es suficiente.

Desde el inicio de su gobierno, como antes lo hicieron los expresidentes Jorge Batlle y Tabaré Vázquez, Lacalle ha destacado la importancia que los Tratados de Libre Comercio tienen para Uruguay. Y uno con China, especialmente, ya que la potencia asiática es el primer destino de nuestras exportaciones globales y donde se se realiza una fuerte inversión en aranceles. La rebaja arancelaria tendría un gran impacto.

Por otra parte la intervención uruguaya en la cumbre mostró con crudeza que las asimetrías, además, son funcionales, como fue puesto de manifiesto respecto a los problemas que tienen los productos uruguayos para para ingresar a Argentina. Es decir, no es sólo que China es nuestro socio comercial más importante, y que ese hecho resultaría en un beneficio per se en futuros intercambios sin aranceles, es que el Mercosur no funciona a cabalidad.

Entonces, ante el ejercicio de imaginación sobre una hipotética medida extrema que Uruguay podría tomar en tanto su posición en el Mercosur le inhibe de alcanzar un mejor destino, dos preguntas surgen casi automáticamente: ¿cuál es la relación costo-beneficio de su pertenencia al bloque?, y ¿qué clase de espacio común es este?

Seguramente una salida del Mercosur no tiene ni los fundamentos —que no compartimos— del Brexit, ni sus consecuencias. Las diferencias son obvias, por empezar el mercado común de nuestra región, apenas si llega a eso, cuando el desarrollo en el espació común europeo ha llegado hasta regular la política monetaria de esa zona pasando por normativas de varios ámbitos.

Mientras, por aquí, como estamos, no sirve. 

1 comment

  • Margarita Machado

    Sin dudas, este dilema , nos impide competir en igualdad de condiciones con otros países que no pagan aranceles , por ejemplo la venta de carne y otros alimentos a China , nuestro principal comprador .

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