La Cumbre de la OTAN en Vilnius, Lituania, se inició el martes con buenas noticias para Estados Unidos. El deseo manifestado por el presidente Joe Biden a su homólogo turco Recep Tayyip, en el sentido que quería ver a Suecia dentro de la OTAN en el corto plazo, se hizo realidad.
Para el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sin embargo, las noticias no fueron tan buenas: si bien la organización insistió con que «el futuro de Ucrania está en la OTAN», y fue eliminado el requisito de presentar un Plan de Acción para la Adhesión haciendo más fácil y seguro su ingreso a la alianza, la falta de definición no dejó feliz a Zelensky, que consideró «sin precedentes y absurdo» que aún no se le haya proporcionado un calendario tentativo para concretar la admisión, algo con que viene insistiendo hace tiempo.
Los líderes de la organización atlántica discutirán además las obligaciones de gasto en defensa por parte de los Estados miembros firmaron un acuerdo comprometiéndose a «invertir al menos el 2% de su PIB» en sus fuerzas militares, con el fin de fortalecer el poder de la organización. En este momento, solo 11 de los 31 países miembros de la OTAN cumplen con ese umbral.
Pero también hubo eventos para no miembros: en el lado más amigable, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, estuvo presente en la conferencia del martes y se espera que respalde un acuerdo con la alianza para ampliar la cooperación coreana en áreas múltiples, incluyendo la no proliferación nuclear y la ciberseguridad. En el malo, Rusia lanzó una serie de ataques a ciudades ucranianas, incluyendo Kyiv, antes de la cumbre, y el Kremlin observó correctamente que «Rusia es percibida por ellos (los líderes de la OTAN) como un enemigo, como un adversario. Es en este sentido que las discusiones (en Vilnius) se llevarán a cabo».