El presidente brasileño discrepa con la propuesta europea y fuentes del gobierno aseguran que “el acuerdo no va avanzar”
Luego de más de 20 años de idas y vueltas, la posibilidad de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea tiende a disolverse. A pesar de infinidad de instancias de diálogo y de manifiestos de intenciones entre ambas partes, la realidad del acuerdo está congelada. Y la clave está en Brasil.
Los líderes de 60 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea se reunirán a partir del lunes 17 de julio en Bruselas para discutir temas de interés común de los bloques.
Aunque no es uno de los temas principales de la cumbre, se da por sentado que las negociaciones para la conclusión del acuerdo de libre comercio entre el bloque europeo y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) estarán en la mesa.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, el presidente brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva lleva bajo el brazo las demandas brasileñas del bloque europeo para aprobar la firma del tratado. Brasil es el líder del bloque y su opinión, aunque necesite de la aprobación de todos los miembros del Mercosur, es sinónimo de definición.
Por otra parte, este viernes 14 de julio Brasil envió la propuesta a sus socios del Mercosur para que cada país la analice y proponga ajustes.
«Este es un tema que está siempre en la agenda y que debe abordarse en Bruselas», afirmó el director del Departamento de Política Económica, Financiera y de Servicios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Philip Fox-Drummond Gough, en una conferencia de prensa este jueves 13.
Según el funcionario, en los últimos meses, la Casa Civil de la Presidencia de Brasil ha organizado varias reuniones con la participación de representantes de varios ministerios y organismos para elaborar una propuesta de respuesta brasileña a la propuesta europea.
«Lo que puedo adelantar es que nuestra respuesta se centrará en el concepto de desarrollo sostenible», agregó Gough. También afirmó que la versión final de la respuesta, con los posibles ajustes de Argentina, Paraguay y Uruguay, sólo se presentará al bloque europeo después de que finalice la cumbre.
Según fuentes del gobierno brasileño, el acuerdo “no va a avanzar”.
“Es inaceptable”
Desde el inicio de su mandato, Lula Da Silva ha reiterado en múltiples ocasiones que le interesa una “solución urgente” al acuerdo Unión Europea-Mercosur, pero bajo “condiciones que sean favorables a ambos bloques”. Es más, aseguró que quería una resolución para el primer trimestre de 2023.
La presentación de una “carta adicional” por parte del bloque europeo en marzo de 2023, congeló las negociaciones que parecían encaminarse a una solución. A partir de ese momento, Brasil que hasta entonces intentaba mover el juego entre los países del bloque, comenzó su marcha atrás.
El rechazo público más fuerte desde entonces, se dio este 12 de junio cuando Lula manifestó abiertamente que los cambios propuestos “perjudican a Brasil y sus vecinos» y que eran “inaceptables». “La premisa que debe existir entre socios estratégicos es de confianza mutua y no de desconfianza y sanciones”, aseguró Lula.
En frente de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente brasileño aseguró que, “en paralelo, la Unión Europea aprobó leyes propias con efectos extraterritoriales, que modifican el equilibrio del acuerdo. Esas iniciativas representan restricciones potenciales a exportaciones agrícolas e industriales brasileñas“.
En ese momento, la representante europea no respondió las críticas de Lula, pero dijo que “todo aporte será tomado en cuenta en las negociaciones”. “Queremos terminar cuanto antes, a más tardar, antes de fin de año”, aseguró la representante.
Por su parte, el presidente Lula fue categórico: “Si Brasil no quiere, no hay acuerdo”.
Los puntos
Medio ambiente
A fines de mayo, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño Mauro Viera, dijo que la “carta adicional” incluye condiciones “muy rígidas” en la protección del medio ambiente. Según el canciller brasileño, la medida deja el acuerdo “más desequilibrado de lo que ya era”.
«Estas condiciones ambientales que propone Europa, crean condiciones extremadamente difíciles porque convierten en obligatorias las metas voluntarias del Acuerdo de París. Como consecuencia de esto, pueden abrir posibilidades de represalia mediante multas», afirmó Vieira.
«Estas restricciones a nuestras exportaciones hacen que los compromisos voluntarios se utilicen en contra de nuestros intereses», puntualizó.
En junio, en reunión con el presidente francés Emmanuel Macron, Lula calificó de “amenazas a un socio estratégico” a las condiciones que propuso la Unión Europea en referencia a los temas ambientales en Brasil. Entre ellos, la utilización de agrotóxicos en alimentos o la deforestación excesiva aparecen como posibles determinantes de multas.
“Ni los propios países europeos cumplen con las exigencias del Acuerdo de París”, aseguró Lula. “Imponen sanciones a cualquier país que no cumpla con el Acuerdo de París. Es necesario que tengan un poco más de sensibilidad y humildad”, remató el mandatario brasileño.
Ventas al sector público
El acuerdo propuesto por la Unión Europea establece la necesidad de que Brasil abra las puertas a que empresas europeas puedan vender bienes y servicios al sector gubernamental brasileño.
Desde las cámaras de industria y comercio brasileñas ven este punto como un incentivo a la desindustrialización del país. Y el gobierno comparte esta posición. “Hay algo que he dicho a todo el mundo y que no vamos a renunciar. No renunciaremos a las compras gubernamentales, porque estas serán la posibilidad de desarrollar a los emprendedores medianos y pequeños en este país. Entonces, nosotros vamos a tener que pelear”, aseguró Lula.
Proteccionismo agrícola
El presidente Brasileño ha nombrado en paralelo las sanciones medioambientales y el proteccionismo económico.
En este sentido, el acuerdo propuesto por Europa y sus “rigideces” medioambientales (que impiden ventas de productos a Europa que no cumplen con las exigencias), tienden a proteger la agricultura europea y reducir las importaciones provenientes del Mercosur.
“Francia es muy dura en la defensa de sus intereses agrícolas”, afirmó Lula. “Pero precisan entender que los otros países también defienden sus agriculturas. Cada país debe ceder un poco de su proteccionismo”, dijo el mandatario.
El presidente Francés, Emmanuel Macron, defiende el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Se enfrenta a medidas recientemente votadas por el parlamento francés que tienden a aumentar la protección de productos nacionales. También ha criticado a los agricultores y ecologistas franceses, que temen por la competencia desleal de los productos latinoamericanos donde, según denuncian, los estándares sociales y de calidad son más bajos.
En su encuentro con Lula a finales de junio, Macrón le prometió a su homólogo brasileño que buscaría a “todos los amigos dentro y fuera de Francia” para que se concretice una solución al acuerdo con el Mercosur.