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Luis Alberto Heber
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Luis Alberto Heber

Ex legislador, Ministro del Interior (Partido Nacional)

Yo tenía 15 años al 27 de junio de 1973, iba a concurrir al Elbio Fernandez, naturalmente estaba informado, porque me interesaban, obviamente, los acontecimientos. Estaba preocupado desde los sucesos de “Febrero Amargo”, en febrero de ese año, en que vi a mi padre poner un revolver en la valija y  venirse del campo, donde estábamos, a Montevideo a defender al Presidente, con la Armada Nacional que se había atrincherado. 

Sí, vivía con mucha atención ese movimiento porque vi a mi padre agarrar un revólver y venir a Montevideo, dejándonos a todos allá, naturalmente muy preocupados. Entonces quedó esa preocupación por los movimientos militares: ya se decía que podía haber un golpe de estado, y yo estaba siempre con la oreja parada. Naturalmente con 15 años no participaba de ninguna reunión, pero sí estaba muy atento a la información que se daba en mi casa. 

Cuando llego al liceo para entrar a las 8 de la mañana, un portero nos dijo que no iba a haber clases y que teníamos que irnos para nuestras casas. Recuerdo que no sabíamos muy bien a qué se debía, nadie nos explicó mucha cosa, pero nos fuimos a 18 de Julio con un grupo de amigos y ahí ya vimos movimientos de militares y pequeñas manifestaciones. En fin, estábamos en esa situación de no saber qué estaba pasando y cuando vimos ese movimiento naturalmente me surgió la idea de ir para mi casa. 

Cuando llegué, a media mañana o sobre el mediodía, era un velorio. Había mucha preocupación, no sabíamos si a nuestro padre lo llevaban preso o no, mi madre estaba muy preocupada. 

Estábamos en una situación de indefensión muy grande, no sabíamos qué iba a pasar. Además recuerdo a otros dirigentes  del Partido que se acercaron a nuestra casa para comentar lo sucedido. Decían: “bueno en 6 meses puede haber elecciones”. Siempre había gente con sentido positivo que creía que esto era un “golpe constitucional” y que se iba a llamar a elecciones al poco tiempo, como establecía la Constitución. Disolver las cámaras y llamar a elecciones. 

Pero también hubo quienes decían que esto venia peor. Nadie aventuraba todo lo que vino después, pero sí recuerdo que había dos tesis: que si iban a seguir o no iban a seguir, si iban a llamar a elecciones o no iban a llamar a elecciones, si esto sería un golpe que luego se ajustaría a la Constitución o no. Lo cierto es que nadie quedó con una situación clara de lo que iba a suceder y si con una gran incertidumbre y miedo por lo que podía venir. Miedo por lo que contaban, miedo por lo que había pasado, porque ya se habían dado situaciones de tensión muy grande. 

Creo que nadie en ese momento podía adivinar todo lo que iba a venir después: los años de dictadura de la que recién empezó a vislumbrarse una salida en el año 80 con el plebiscito; fueron 7 años hasta el año 80; después en el 82 las elecciones internas; y después el año 85 la salida de transición para poder consolidar la democracia. 

Todo ese proceso lo viví muy de cerca aunque en ese día el 27 de junio del año 73 era muy difícil advertir, por lo menos, para un adolescente de 15 años, lo tremendo por venir, lo terrible que implicó la disolución del parlamento. Pero recuerdo el clima de tensión y de preocupación que se vivió en casa hasta altas horas de la madrugada. 

Eso realmente nos marcó a mi familia, a todos nosotros, que teníamos conciencia de lo que estaba pasando y  que vivíamos la incertidumbre de no saber si nuestro padre terminaba preso.  Después sucedió lo que sucedió en el país. Y creemos que pagamos muy alto el precio de la oposición a la dictadura que realmente es motivo de orgullo para quienes integramos el Partido Nacional. Pero dejó muchas heridas y mucha tristeza en mucha gente. 

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