Este miércoles por la mañana ell huracán Idalia tocó tierra en una zona sin mayor población y continuó adentrándose hacia el continente. A su paso –con vientos de hasta 180 kilómetros por hora– provocó inundaciones y derribamiento de arboles ante la alerta del gobernador de Florida, Ron DeSantis, que pidió «no se metan con esta tormenta».
A pesar de que el huracán descendió de categoría 4 a 2 cuando llegó a la costa estadounidense, sus vientos y posibles inundaciones presentaban un peligro mayor de acuerdo al Centro Nacional de Huracanes que predijo un aumento del nivel del mar «catastrófico».
La tormenta tocó tierra a las 7:45 a. m. en el condado de Taylor, a unos 170 kilómetros al sureste de la capital del estado, Tallahassee, donde DeSantis se dirigía a la población del estado y se esperaba, luego de muchos años, que un huracán impactara la ciudad.
En 30 de los 67 condados de Florida se dispusieron evacuaciones, ya que según el Centro Nacional de Huracanes, algunas áreas podrían quedar sumergidas bajo 3.5 a 5 metros de inundaciones y ser golpeadas por olas con poder de destrucción.
Una vez llegado a la costa, se esperaba que la tormenta se dirigiera hacia las costas de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte el miércoles y el jueves, manteniendo su fuerza de huracán a pesar de haber disminuido su categoría. En esos estados se declaró una situación de emergencia advirtiendo sobre lluvias intensas e inundaciones.
La advertencia de marejada ciclónica se mantiene por 800 kilómetros desde Englewood hasta Indian Pass, incluida la Bahía de Tampa; más de la mitad de la costa occidental de Florida corre el riesgo de inundarse. Mientras tanto, ya hay mas de 200,000 personas en el estado sin electricidad, pero DeSantis informó que unos 50 mil trabajadores estarían disponibles para atender la emergencia.