El presidente Luis Lacalle Pou participó hoy luego de las 9 de la noche en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York. El primer mandatario se refirió desde el comienzo de su alocución a la vocación uruguaya a «guiarnos y ampararnos en los mismos derechos, obligaciones y principios» del Derecho Internacional y culminó apelando a la «libertad responsable internacional» reclamando un sistema de cooperación y preferencias en donde «si hacemos las cosas bien, se actúe en consecuencia».
Lacalle, cuyo discurso fue menos extenso que el de quienes le precedieron en el uso de la palabra, destacó la «visión optimista de la humanidad» con la que intervino en la reunión internacional, pero subrayó que a pesar de vivir en «un mundo mejor», no se puede ser ingenuos, porque en la actualidad enfrentamos tenemos «distintos desafíos y acechanzas».
El presidente destacó algunos avances logrados en su gobierno, largamente consideradas como «urgentes», como la reforma educativa y de la seguridad social y destacó los bajos niveles inflacionarios y haber recuperado la economía a niveles prepandemia, a pesar de factores mundiales negativos, como la invasión de Rusia a Ucrania.
El jefe de gobierno, que en el inicio de sus palabras destacó que muchas veces no se aplica «la misma vara a las grandes potencias que a los países más pequeños» se refirió a la «libertad responsable internacional» y su vinculación al bien común, al que relacionó con el tema ambiental, destacando los esfuerzos del país para merecer la denominación de «Uruguay Natural»: economía renovables, forestación y procesos productivos sostenibles.
El mandatario subrayó que «después de muchos años de declaraciones» la comunidad comprendió asociación entre la economía y el ambiente, y reclamó un sistema de premios y castigos aplicable en los préstamos internacionales, el acceso a mercados, cuotas y aranceles, premiando a los países que tienen procesos amigables con el medio ambiente.
En una parte medular de su discurso, Lacalle compartió con las delegaciones que Uruguay sufre por el «pecado de hacer las cosas bien» y, que gracias a haber logrado altos estándares en desarrollo humano, muchas veces se ve impedido de recibir ciertas cooperaciones o queda fuera de sistemas de preferencias. Evaluando tal situación, el mandatario reclamó rediseñar esos mecanismos, aclarando que sin «mendigar» o «hacer reclamos exagerados» apelaba a la «libertad responsable internacional» y que «si hacemos las cosas bien que se actúe en consecuencia».
Finalmente, el presidente, en una línea que usualmente sigue en sus apariciones en foros internacionales, condenó la invasión rusa a Ucrania y «a los populismos que empobrecen a sus pueblos» y «vulneran los derechos humanos».