El jueves, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a diez y treinta años alcanzaron sus niveles más altos en más de una década, con tasas a diez años del 4.307% –su nivel más alto desde 2007– y 4.411% a treinta años, un retorno no alcanzado desde 2011. No obstante el incremento de los rendimientos la confianza de los inversionistas continúa mesurada ante las expectativas de la inflación, que ha requerido de tasas de interés históricas para su contención.
Otros indicadores económicos también envían señales mixtas. Las tasas hipotecarias alcanzaron niveles máximos este jueves, promediando un 7.09% durante la última semana, una cifra que no se veía desde 2002. El alza de las tasas se refleja en un mercado inmobiliario más lento, con menor oferta de viviendas, lo que provoca la competencia entre compradores que buscan un hogar. Sin embargo, en general, los salarios y el gasto del consumidor siguen en aumento, lo que significa que la economía parece mantenerse sólida a pesar de las preocupaciones relacionadas con la inflación.
La variabilidad en las señales económicas resalta la complejidad de la situación actual. Mientras que los rendimientos más altos podrían interpretarse como un voto de confianza en la economía, también pueden indicar una respuesta a las presiones inflacionarias.