En una decisión inesperada, la Corte Suprema estadounidense respaldó este martes la regulación de las armas fantasmas, un esfuerzo del presidente estadounidense Joe Biden para el control de armas.
El presidente Biden propuso la regulación de las «ghost guns» (armas fantasma) como un puto clave de su estrategia de control de armas. Las armas fantasma son, básicamente, kits de armas de fuego para armar que luego de su ensamblaje doméstico resultan imposibles de rastrear. En los últimos años, estas armas han ganado popularidad, especialmente entre aquellos quienes tienen acceso restringido a armamento. En 2022, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por su sigla en inglés) emitió una regulación que amplía la definición de «arma de fuego» y ahora incluye a las ghost guns.
La regulación impuso nuevos requisitos a los fabricantes, vendedores, y compradores, exigiéndoles obtener licencias, marcar sus productos con números de serie y realizar verificaciones de antecedentes a los adquirentes. Los defensores de los derechos de las armas recurrieron legalmente las nuevas normas y el juez Reed O’Connor, del Tribunal de Distrito Federal del Norte de Texas, falló a favor de los recurrentes y anuló la regulación en julio. No obstante, ayer martes la Corte Suprema de Estados Unidos desestimó la sentencia de O´Connor y restableció la vigencia de la regulación en una votación de 5 a 4.
El fallo de la corte no proporcionó mayores fundamentos, lo cual es característico cuando los jueces actúan en solicitudes de emergencia.
El presidente de la Corte Suprema, John G. Roberts Jr. y la magistrada Amy Coney Barrett fueron los dos jueces conservadores que se unieron a los tres jueces liberales para reinstaurar la regulación. La decisión es novedosa, ya que año pasado la Corte Suprema, basándose en el Segunda Enmienda, dejó sin efecto una ley de control de armas en Nueva York en una votación que siguió líneas partidistas. Esta decisión bipartidista fue inesperada, pero para la Administración Biden, bienvenida.