La protección a la Isla de Lobos por parte del gobierno dio por tierra con proyectos turísticos que contemplaban el desembarco en el lugar, al tiempo que amenaza la navegación de aproximación, de acuerdo a un decreto que generó una polémica entre los propios integrantes del oficialismo.
El Poder Ejecutivo declaró el 23 de agosto como área natural protegida la Isla de Lobos y su entorno sumergido, lo que implica “la prohibición de todo proceso de urbanización, realización de nuevas edificaciones y extracción de minerales e introducción de especies de flora y fauna autóctonas».
El Ministerio de Ambiente fue facultado “a determinar la forma y condiciones en que será administrada el área natural protegida, en coordinación con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y/o el Ministerio de Defensa Nacional, según corresponda y en el ámbito de sus respectivas competencias”.
Las áreas marinas protegidas tienen como función evitar la erosión y la contaminación de las costas, brindar recursos pesqueros, y ayudar a mitigar y disminuir los efectos del cambio climático.
De acuerdo al decreto, para proteger el área, se establece la prohibición de todo proceso de urbanización, la realización de nuevas edificaciones o infraestructuras, salvo aquellas que sean contempladas en el plan de manejo, la extracción de minerales a cualquier título y la introducción de especies de flora y fauna autóctonas.
Está vedado además el desembarque o descenso de visitantes con fines de recreación o turismo a las islas, incluyendo su perímetro rocoso emergido, las actividades de uso público, que por su naturaleza, intensidad o modalidad conlleven la alteración de las características ambientales del área y el uso del espacio aéreo, con fines recreativos o comerciales con cualquier medio, a una altura inferior a 500 metros de la superficie del área.
Se prohíbe también la pesca de arrastre industrial y otras modalidades de pesca que por su modalidad o intensidad pudiera afectar las poblaciones de vertebrados e invertebrados marinos y la caza, salvo la realizada con fines de investigación o control de especies exóticas y las capturas autorizadas por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA).
Por último, no se podrán alterar o destruir objetos o sitios arqueológicos o históricos y extraer o recolectar tales materiales, con excepción de aquellos que se realicen con fines de investigación, así como tender cables submarinos o instalar parques eólicos.
El intendente de Maldonado, Enrique Antía señaló que es “una lástima” la decisión del gobierno y consideró que “se trata de una reacción de los ambientalistas que podría haber dejado la puerta abierta a un proyecto con resguardo ambiental de calidad como hay en el mundo”.
“Protegieron pero nadie va a disfrutar de la protección, sólo los animales”, agregó.
Antía sostuvo que la decisión complejiza el proyecto para la isla que se pretendía llevar adelante y que “buscaba generar más turismo de calidad con un paseo que permitiera descender en la isla con cuidados de protección de los lobos y pasarelas que los alejaran de la gente para preservar su espacio”.
Para ello se necesitaba un muelle de atraque para las lanchas.
El alcalde de Punta del Este, Javier Carballal, compartió las apreciaciones de Antía.
Por su parte, el ex Comandante en Jefe de la Armada, Alberto Caramés, dijo a El Día estar en conocimiento de algunos proyectos turísticos que se pensaban para la isla.
En ocasión de la presentación de una propuesta para instalar un Museo del Mar en Punta del Este y antes de que se conociera la resolución, Caramés sostuvo que si bien la isla no se podía recorrer, sí se pensaba en un “pasaje elevado” que permitiera “observar las costumbres de esa riqueza lobera impresionante que tenemos en la isla”.
Asimismo, apuntó al atractivo potencial que tendría un circuito navegable triangular con visitas a Punta Ballena-Isla de Gorriti-Isla de Lobos, para lo cual y en todo caso, los proyectos para ello deberían presentarse ante la Junta Departamental de Maldonado.
El Decreto del Poder Ejecutivo, si bien prohíbe el desembarco de turistas en la isla, nada establece sobre el alcance de restricciones de aproximación de embarcaciones como yates o portadoras de turistas que puedan estar en la zona.
La página Uruguaytravel.org señala que “la isla está protegida y no se permite descender en ella”.
No obstante, sí se puede “navegar con una lancha desde el puerto de Punta del Este hasta la Isla de Lobos, disfrutando del panorama urbano que se observa desde el océano”.
Las excursiones a la zona ofrecen “bucear con los lobos marinos, viendo a estas criaturas cercanas y amigables en su habitat natural”, así como “nadar entre los lobos marinos para tener la experiencia única de sentir su presencia a tu alrededor y compartir un momento con ellos”.
En la página Tripadvisor.com se pueden encontrar salidas a la isla en embarcaciones con capacidad para 10 personas, de dos horas de duración, por un precio de USD 64 por persona.
La protección a la Isla de Lobos, fue destacada por el actor estadounidense Leonardo Di Caprio, reconocido activista por el cambio climático.
“El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, declaró el 23 de agosto que se establezca como nueva área natural protegida a la Isla de Lobos, a 8,1 km de la costa de la afamada ciudad de Punta del Este”, señaló el actor tras la publicación de la noticia por National Geographic.
La Isla de Lobos fue descubierta por Juan Díaz de Solís en 1516 y se extiende de norte a sur, en una superficie rocosa de 41 hectáreas, con 1.207 metros de largo por 816 de ancho.
En la zona conviven unos 200.000 ejemplares de dos especies de lobos: el lobo fino que posee dos pelos y sus machos llegan a pesar 140 kilos y medir 180 centímetros, y el león marino, que es el que normalmente se detecta en el Puerto de Punta del Este.
El faro de la isla fue construido en 1906, a 59 metros sobre el nivel del mar y en julio de 2001 se convirtió en el primer faro no tripulado de Uruguay.