(*) Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica. Trabajó para la agencia de noticias italiana ANSA y para la revista Guía Financiera. Actualmente colaboradora en la revista Portfolio.
Las inversiones en proyectos inmobiliarios y comerciales en el Departamento de Maldonado, fundamentalmente en Punta del Este, alcanzaron los USD 6.000 millones entre 2017 y 2022, en lo que constituye uno de los mayores “boom” de la construcción en la historia de la zona y que se prolongará en los próximos años.
La Intendencia de Maldonado informó que sobre el total, USD 4.500 millones (75%) provinieron de capitales argentinos que se volcaron a la construcción, sector en el que se aprobaron un total de 2.979.324 metros cuadrados, al tiempo que 2.254.197 metros cuadrados tuvieron final de obra.
Según cifras de la comuna, sólo en 2022 los pedidos de autorización para construcción alcanzaron a 548.024 metros cuadrados, 50% más que en 2021, mientras que los autorizados fueron 588.589 metros cuadrados, debido a permisos pendientes, es decir un crecimiento de 39% respecto al año anterior, mientras que las finalizaciones de obras comprendieron 351.135 metros cuadrados.
El movimiento de obreros, el ruido de las excavadoras y el rápido crecimiento de grandes estructuras de hormigón, formarán parte del paisaje del lugar en años venideros, en un nuevo jalón de Punta del Este como balneario internacional, pero también como ciudad de negocios.
Las obras pueden verse ya en plena península, en el eje de la Avenida Roosevelt, en San Rafael y en El Jagüel, aunque también se levantan proyectos de menor envergadura, gracias a las excepciones aprobadas a los límites de altura en varios puntos de Playa Mansa.
El proyecto más simbólico y de mayor impacto, es la reconstrucción del clásico Hotel Casino San Rafael, que estará acompañado por tres torres –una de ellas de 320 metros, la más alta de América del Sur-, y que lleva adelante el Grupo Cipriani por un total de USD 430 millones.
La iniciativa, que desde 2018 tuvo modificaciones importantes en su diseño, fue cuestionada por los ediles del Frente Amplio, tanto por la demolición del hotel original, así como por las alturas previstas para las torres, y respaldada por los curules oficiales, que defienden la inversión y la creación de puestos de trabajo.
El nuevo Hotel San Rafael constará de unas 80 habitaciones y más de 260 estacionamientos en el subsuelo, al tiempo que las torres dispondrán de 280 unidades habitacionales.
La reconstrucción del hotel, primera etapa de la obra, empleará a 1.000 trabajadores y estará finalizada para 2025.
Otro de los proyectos más importantes en ejecución es el World Trade Center Free Zone de Punta del Este, cuyas obras comenzaron el año pasado, con una inversión total que se estima en USD 65 millones.
El edificio, que una vez finalizado albergará a 1.200 personas que trabajarán desde modernas oficinas distribuidas en 23 pisos, tiene un área de 28.000 metros cuadrados y será la primera con certificación LEED (Líder en Eficiencia Energética y Diseño).
La iniciativa, desarrollada por el empresario Carlos Lecueder, con el diseño del arquitecto Ernesto Kimelman, se constituirá en la primera zona franca de servicios del departamento de Maldonado.
Las inversiones argentinas llegaron también a la zona de El Jagüel, en Punta del Este, con el levantamiento de un megaproyecto urbano que incluirá un barrio privado, un área comercial, un centro de salud, un colegio privado y edificios de apartamentos.
Con el diseño del estudio Gómez Platero, Distrito 52 supondrá una inversión de USD 120 millones en seis años, divididos en dos áreas, norte y sur, de acuerdo a lo que explicaron los desarrolladores argentinos, Claudio y Gabriela Scalise.
La propuesta incluye la construcción de edificios de cuatro pisos, la instalación del colegio Norths Schools con una inversión de USD 5 millones y de la vendedora de automóviles Car One junto a otros comercios por USD 40 millones.
El Jagüel verá instalarse además en los próximos meses, otra zona franca, para cuyo desarrollo, el presidente Luis Lacalle Pou aprobó el pasado 28 de diciembre el pliego de bases y condiciones para el llamado a la licitación pública nacional e internacional.
La zona franca estará instalada en dos predios con un total de 41 hectáreas, ubicadas a los fondos del aeródromo de El Jagüel y de la planta depuradora de aguas residuales de OSE, con acento en los servicios y la tecnología, entre otros rubros.
La Ley de Zonas Francas establece que el explotador tendrá que realizar una inversión mínima de USD 10 millones en infraestructura, bienes y servicios, y debe pagar un canon al gobierno nacional de entre 6% y 8% de la facturación total.
Dos complejos que también serán emblemáticos, se levantan sobre la Avenida Roosevelt, uno de ellos el “Atlantico” de Altius Group, en parada 22, con cuatro torres –dos residenciales, una para hotel y otra corporativa- y un supermercado, lo que supone una inversión total de USD 150 millones.
La primera de las torres y el supermercado estarán finalizados para fin de año.
El otro emprendimiento lo constituyen las torres Eiffel, un desarrollo de la firma Zulamian, que con una inversión de USD 30 millones finalizará un esqueleto que es testigo mudo de la ruptura de la tablita en 1982, al que se le agregará otra torre similar.
A estos proyectos, se suman decenas de desarrollos inmobiliarios que van prácticamente desde la Laguna del Diario hasta la Barra de Maldonado, en una amplia gama de diseños, tamaño de unidades y altura de los edificios.
La crisis de Argentina, la avidez de ciudadanos de este país, de brasileños y de chilenos por instalarse en Maldonado, la facilitación de requisitos aprobada por el gobierno actual para la instalación en el país, junto a la baja cotización del dólar en Uruguay que hace atractiva la inversión en inmuebles para renta, llevaron al precio del metro cuadrado a estrenar en el departamento a un promedio de USD 4.515 para 28 proyectos.
Así, aquella península austral que separa el Río de la Plata del Océano Atlántico y que el empresario español y alcalde ordinario de Maldonado Francisco Aguilar bautizó en 1829 como “Villa Ituzaingó”, no detiene su camino para afirmarse no sólo como balneario internacional, sino como sitio anhelado de residencia permanente y moderna ciudad de negocios.