En respuesta a los esfuerzos de Estados Unidos y la OTAN por controlar Asia, Corea del Norte lanzó por primera vez en tres meses un misil balístico intercontinental en dirección a Japón y a principios de semana había amenazado con derribar aviones estadounidenses que realizaran misiones de espionaje cerca de su espacio aéreo.
Corea del Sur estuvo presente en la cumbre de OTAN, donde firmó un pacto bilateral con la organización y luego del lanzamiento del misil, en una reunión al margen, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, pidió Japón, Australia y Nueva Zelanda fortalezcan la cooperación con la OTAN y fomenten la union la «unión» para enfrentar la amenaza de Corea del Norte luego del lanzamiento del misil.
Según el Ministerio de Defensa de Japón, el misil, que parece ser una segunda prueba del ICBM Hwasong-18 que Pyongyang lanzó por primera vez en abril de este año, voló una distancia de aproximadamente 621 millas (1,000 km), alcanzando una altitud de 3,700 millas (6,000 km). Su trayectoria curva lo llevó a caer en las aguas cerca de Japón después de un vuelo de 74 minutos, el vuelo de misil más largo en la historia de Corea del Norte.