Nada es producto de la casualidad. En el terreno de las ciencias políticas para analizar un fenómeno, en especial cuando se trata de explicarlo a fondo, se debe partir de la necesidad de encontrar los múltiples factores que han influido para detectar los motivos de los cambios producidos cambios en las tendencias.
Y esto es justamente lo que está ocurriendo con la imagen y la aprobación de gestión de Javier Milei. A lo largo de este último mes se han originado cambios importantes en un conjunto de indicadores estratégicos que dejan al descubierto que la sociedad argentina posee una dinámica diferente en la evaluación de la actual gestión.
Como lo venimos afirmando la imagen de Milei venía resistiendo, aunque se observaba una especie de caída por goteo. El primer bajón fue producto del violento ajuste que se percibió con más fuerza en el mes de febrero. Luego, ambos indicadores se estabilizaron hasta mediados de abril, donde un fenómeno social sacudió a la opinión pública: el conflicto con las universidades se convirtió en una gran movilización que trascendió lo universitario e implicó a tres generaciones en defensa de la educación pública.
Y fue a partir de abril, donde las consecuencias de esta marcha, y del ajuste que seguía manteniendo una implacable ferocidad, que comenzó esta pérdida de imagen y gestión por goteo hasta el mes de septiembre donde muchas cosas comenzaron a cambiar.
Es necesario trabajar más en el terreno de lo subyacente a fin de obtener las claves que surgen de los intereses, las actitudes, las percepciones, las racionalizaciones y las emociones de la opinión pública.
Y estos factores estratégicos que sostenían a Milei con valores positivos, se fueron tornando negativos. Sin lugar a duda algo pasó. Es más que significativo que un conjunto de factores influyeron y remataron en un cambio importante en el humor social de los argentinos.
Realidad mata relato
Esta encuesta se llevó a cabo con la necesidad de analizar a fondo la caída, especialmente en la idea de entender los motivos que mueven a la sociedad para comenzar a producir cambios de humor social con respecto a la actual gestión.
Por consiguiente, se trabajó en función a detectar el posicionamiento de la gente sobre los siguientes indicadores estratégicos: Segmentación Política, Segmentación Psicográfica, Percepciones, Actitudes, Consecuencias del ajuste y Opiniones.
Como punto de partida es muy importante tener en cuenta que Milei generó un relato que fue exitoso tanto en la campaña como en los primeros nueve meses de gestión, pero el sol no puede taparse siempre con las manos: llega un momento en que la realidad comienza a impactar en el imaginario colectivo y las cosas comienzan a cambiar. Ese es el momento que la realidad ha comenzado a matar al relato.
Los factores que comenzaron a generar un nuevo clima social
Un conjunto de diferentes indicadores estratégicos se convierte en la principal explicación a este importante cambio de talante social. A continuación, se desarrollarán los principales resultados que se desprenden de cinco factores estratégicos:
Segmentación Política de los argentinos
El primer cambio a tener en cuenta es la caída del segmento oficialista, ya que de representar al 39,1 pasó al 35,7 por ciento. Este descenso no es producto de la casualidad, sino por el contrario, es consecuencia de una transformación en el sostén de la imagen y la gestión de Milei: los más jóvenes, —de sexo masculino y de clase baja y muy baja— gente proveniente de hogares peronistas que votaron y apoyaron a Milei en sus primeros meses de gestión, se fueron desilusionando y en este último campo se percibe un importante corrimiento hacia el segmento de los independientes, que crecen al 17 por ciento, mientras los opositores se mantienen en valores similares al mes de agosto.
En tal situación, el núcleo duro de Milei se transforma y hoy en día está conformado por un electorado más de derecha y de edad. La penetración de La Libertad Avanza en el electorado típico del PRO es otro aspecto a tener en cuenta.
Segmentación Psicográfica
El dato más significativo es la caída de la esperanza, una sensación que siempre favorece al oficialismo. El descenso es importante con respecto al mes pasado: de 41,3 a 35,9 por ciento. La paciencia parece que empezó a encontrar un límite y por consiguiente y en forma concomitante, la incertidumbre crece, pasando del 26 al 31 por ciento.
Factores perceptuales
Cuando se les pregunta a los argentinos cuáles son los temas que más impactan en la realidad, se empiezan a detectar cambios: la inflación cada vez importa menos, y en este último trabajo de campo dos cuestiones lideran este ranking: sueldos que no alcanzan y crecimiento de la pobreza. En un país cuyo índice de pobreza llega a casi el 53 por ciento, es lógico que la sociedad comience a tomar conciencia y reaccionar.
Pero no hay que pasar por alto que el mal humor también se construye desde el rechazo a la violenta represión a los jubilados y el crecimiento de la inseguridad.
Factores actitudinales
Uno de los pilares más significativos que sostenían la imagen y la gestión del presidente eran las expectativas económicas. Desde que asumió, tales expectativas se caracterizaron por poseer valores importantes. En tal sentido, es importante mencionar que durante nueve meses nunca bajaron del 50 por ciento.
Sin embargo, el mes de septiembre marcó un punto de inflexión: las expectativas con respecto a la economía del país se ubicaron en el orden del 47 por ciento y las personales y familiares en el 46 por ciento. En el mismo sentido, la evaluación de la marcha de la economía reafirma la caída de las expectativas: de 50 por ciento descendió al 42..
Las consecuencias del ajuste
Tres cuestiones se convierten en indicadores elocuentes que, aunque, por goteo, los argentinos tienen menos resistencia a soportar el ajuste. Cada mes que pasa son más los que tienen dificultades para llegar a fin de mes o incluso directamente no llegan. Hoy la cifra es altísima y se ubica en el orden del 85 por ciento. Tanto ajuste y privaciones, tantos aumentos de productos y servicios públicos que se hacen insostenibles, impulsan cambios de opinión que en este último mes resultan más evidentes.
La paciencia se empieza a agotar y cada vez son más lo que plantean no soportar ni un día más el ajuste y hasta le ponen fecha de expiración a su paciencia.
Opiniones que impactan
Son variadas, aunque al mismo tiempo contundentes. Lo importante es que marcan hitos que también influyen en el talante social.
La cena en la Quinta de Olivos para festejar con los diputados que sostuvieron en el Congreso el veto al aumento a los jubilados generó un rechazo más que contundente que llegó al 66 por ciento.
La criminalización de protesta, puesta en evidencia en la represión a los jubilados, que incluyó bastonazos, gases y empujones, también generó rechazo. Al respecto, casi 6 de cada 10 argentinos considera que el Protocolo de Patricia Bullrich directamente debería eliminarse.
El posible veto presidencial al Presupuesto Universitario es rechazado por 7 de cada 10 argentinos y la movilización impulsada por las universidades nacionales obtiene un contundente 67 por ciento de apoyo.
El núcleo Duro que sostiene a Milei
El “Núcleo Duro” que en la actualidad sostiene a Javier Milei está conformado por un segmento de la sociedad que se define como oficialista. Es cierto que en esta última encuesta se ubica en el eje del 36 por ciento, pero también es cierto que es el valor más bajo desde que el presidente asumió.
Dicho núcleo está constituido por un electorado que podría definirse ideológicamente como de derecha muy especialmente antiperonista. Es válido plantear que aquello que en mayor medida lo identifica desde el componente emocional es “cualquier cosa antes que el peronismo”.
Desde el punto de vista psicográfico, si bien ese núcleo es producto de la bronca y el odio —una actitud perfectamente promovida por las campañas del PRO primero y de La Libertad Avanza luego—en la actualidad se caracteriza sustancialmente por la esperanza, lo que deja al descubierto que se identifica plenamente con el modelo político y económico que implementa Milei y, asimismo, es el que posee mayor disposición para soportar las consecuencias del ajuste, ya que está convencidos que este es el único camino.
No debe sorprender que ese núcleo apruebe a rajatabla las acciones realizadas desde esta gestión: que se criminalice la protesta; que se festeje evitar un aumento a los jubilados; que se vete el Presupuesto Universitario. Y aunque aún no tenemos datos al respecto, seguramente estarán totalmente de acuerdo con la privatización de Aerolíneas Argentinas.
En la política argentina es muy difícil definir si el valor porcentual que en la actualidad compone el “Núcleo Duro” de Milei es alto o bajo. Especialmente desde el año 2003, donde estallaron las tradicionales fidelidades del voto (peronismo-radicalismo), los núcleos duros se fueron estructurando y desestructurando en forma muy dinámica, generando cambios permanentes.
Néstor Kirchner y CFK reconstruyeron el peronismo a partir de 2003. En 12 años de gestión, y en su peor momento —los tiempos de la crisis por la Resolución 125— la imagen de CFK redondeó un 35 por ciento. Sin embargo, ella ganó en primera vuelta las elecciones presidenciales de 2011 con el 54 por ciento de los votos.
El Núcleo Duro que acompaña a Milei es parte del mismo proceso iniciado en 2003. La generación de un polo político de derecha con fuerte contenido antiperonista es un espacio que Mauricio Macri comenzó a construir en CABA y que tomó alcance nacional en el año 2015 con la creación de Cambiemos, donde terminó captando a la derecha del radicalismo.
El triunfo del macrismo en el balotaje de 2015 fue el valor más alto que logro su proyecto; sin embargo, el magro 34 por ciento en las PASO presidenciales de 2019 dejó al descubierto una crisis que terminó aprovechando Javier Milei, al punto tal que por estos tiempos La Libertad Avanza posee más simpatizantes que el PRO.
No obstante, es válido pensar que como están las cosas, con una dinámica de cambio fluctuante más que permanente, el “Núcleo Duro” de Milei continuará con tendencia a la baja.
Cambia, todo cambia. y ahora puede ser el tiempo en que el peronismo encuentre el camino de reconstruir su propio “Núcleo Duro» y generar una alternativa política, social y económica como opción frente al actual modelo.
A modo de cierre
Así están las cosas. El mes de septiembre deja al descubierto un cambio importante en el clima. Sin embargo, como se vio con anterioridad, el descenso del segmento oficialista no impacta en los opositores, sino que solo crecen los independientes. Por lo tanto, la oposición, incluido el peronismo, tiene una oportunidad única de reposicionarse en un escenario que cada día se presenta más adverso para el oficialismo.
No obstante, parece que la oposición aún no encuentra el camino. Como dicen en el campo, los caballos siempre van delante de la carreta. Es la única forma de avanzar. La sociedad votó dejando al descubierto la necesidad que algo nuevo se instale en la Argentina. Milei los sedujo con el concepto de la casta, donde englobó a la política tradicional, ubicándose en el lugar del disruptivo que llegaba para transformar y crecer.
Tal promesa hoy está en tela de juicio y empezó a hacer agua. Sin embargo, la sociedad sigue esperando un proyecto alternativo que construya nuevamente el porvenir de la esperanza. Algo nuevo que sorprenda y al mismo tiempo rompa la inercia del ajuste del modelo neoliberal.
Después vendrán los tiempos en que aparezcan los hombres que conduzcan la carreta de otra Argentina posible, sin el tan temido ajuste, que más tarde o más temprano, paga la gente. . . no la casta.