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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

¿ Era Jesús palestino ?

Fleur Hassan-Nahoum, ex vicealcaldesa de Jerusalén, participó  en el més de agosto, en el programa Espejo Público, del canal Antena 3 de España, donde debatió sobre el conflicto en la Tierra de Israel–Palestina con la politóloga antisionista Arantxa Tirado.

Esta última le espetó que todos los judíos que allí viven son colonos y que, en coherencia con su  pensamiento descolonizador, deberían regresar a sus países de origen: Irak, Egipto, Marruecos, Túnez, Yemen, Argelia y, en menor número, Polonia, entre otros.

La verborrágica figura de la derecha israelí respondió con una pregunta tan incómoda como eficaz: si nosotros somos extranjeros en la Tierra de Israel–Palestina, ¿qué nacionalidad tenía Jesús?

No cabe duda de que el nombre Palestina deriva de Philistia, una sucesión de ciudades que aparentemente cayeron en el año 733 antes de Jesús, a manos de Tiglatpileser III.

Según la Enciclopedia Británica, los filisteos fueron uno de los pueblos de origen egeo que se asentaron en la costa sur de Palestina en el siglo XII a. C., aproximadamente en la época de la llegada de los israelitas.

De acuerdo con la tradición bíblica (Deuteronomio 2:23; Jeremías 47:4), los filisteos provenían de Caftor —posiblemente Creta, aunque no existe evidencia arqueológica concluyente de una ocupación filistea de la isla—.

Los primeros registros históricos de este pueblo aparecen en inscripciones y relieves del templo funerario de Ramsés III, en Medinet Habu, donde figuran bajo el nombre prst, como uno de los denominados “Pueblos del Mar” que invadieron Egipto hacia el año 1190 a. C., tras devastar Anatolia, Chipre y Siria.

Rechazados por los egipcios, los filisteos se asentaron —posiblemente con el consentimiento de Egipto— en la llanura costera de la Tierra de Israel–Palestina, desde Jope (la actual Tel Aviv-Yafo) hacia el sur, hasta Gaza.

Esa región comprendía las cinco ciudades de la confederación filistea —la Pentápolis: Gaza, Ascalón, Asdod, Gat y Ecrón— y fue conocida como Philistia, o Tierra de los Filisteos. A partir de esa denominación, los griegos llamarían posteriormente Palestina a todo el país.

Los filisteos se expandieron hacia las zonas vecinas y pronto entraron en conflicto con los israelitas, una lucha representada bíblicamente por la saga de Sansón (Jueces 13–16).

Gracias a una organización militar superior y al monopolio local de la forja del hierro (1 Samuel 13:19), habilidad probablemente adquirida en Anatolia, lograron hacia el 1050 a. C. ocupar parte de la región montañosa de Judea.

Finalmente fueron derrotados por el rey israelita David, en el siglo X a. C., y desde entonces su historia fue la de ciudades individuales más que la de un pueblo unificado.

Tras la división de Judá e Israel, los filisteos recuperaron cierta independencia y sostuvieron frecuentes conflictos fronterizos con ambos reinos.

La primera referencia no bíblica posterior a su asentamiento se encuentra en los anales del rey asirio Adad-nirari III (810–782 a. C.), quien se jactaba de haber recaudado tributos de Philistia .

A comienzos del siglo VII a. C., Gaza, Ascalón, Ecrón, Asdod y probablemente Gat eran vasallos asirios; en la segunda mitad de ese siglo pasaron a depender de Egipto. Con las conquistas de Nabucodonosor II (605–562 a. C.), las ciudades filisteas quedaron integradas al Imperio neobabilónico y, posteriormente, pasaron bajo dominio persa, griego y romano.

No existen documentos en lengua filistea, que probablemente fue sustituida por el cananeo, el arameo y, más tarde, el griego.

Se sabe poco sobre su religión. Los dioses filisteos mencionados en fuentes bíblicas y extrabíblicas —como Dagón, Astarté y Belcebú— poseen nombres semíticos y, con probabilidad, fueron adoptados de los cananeos.

Hasta su derrota a manos de David, las ciudades filisteas eran gobernadas por los seranim (“señores”), que actuaban en consejo por el bien común. Tras esa derrota, fueron reemplazados por reyes.

Las excavaciones arqueológicas han revelado cerámicas distintivas —variantes de estilos micénicos del siglo XIII—, así como templos y santuarios con elementos de diseño egeo en Ashdod, Ecrón y Tel Qasile.

Ya en nuestro país, el 8 de julio de 1944 se constituyó el Comité Uruguayo Pro Palestina. Su carta fundacional establecía como objetivo “coadyuvar en la milenaria lucha sostenida por los judíos hacia la obtención de su Hogar Nacional en Palestina”.

El comité estuvo integrado por figuras de relevancia nacional: su presidente fue Augusto Turenne; vicepresidente, el Dr. Celedonio Nin Silva, destacado hebraísta y anotador del Código Civil uruguayo. Actuaron como secretarios el escribano Ernesto Guerrini y el profesor Dr. Velarde Pérez Fontana. Entre los vocales se encontraban, entre otros, Jaime Bayley, los doctores Tomás Brena, José Pedro Cardozo, Hugo Fernández Artucio, Tomás de la Fuente, Luis Ignacio Garibaldi, Antonio M. Grompone, Justino Jiménez de Aréchaga, Emilio Oribe, Héctor Paysée Reyes, Francisco M. Pucci, Miguel de Dios Serna, así como Hugo Ricaldoni y el profesor Dr. Bartolomé Vignale.

El Centro Comercial e Industrial del Uruguay, fundado en 1933, pasó a denominarse Banco Palestino Uruguayo el 2 de mayo de 1950, con sede en General Flores 2501 y una sucursal en 25 de Mayo 526. En su directorio de 1957 no figuraba ningún gentil. Se trata de una historia relativamente reciente: Isaac Margulies (z”l), con quien estudié durante siete años el Talmud y compartí, junto a Esther Mostovich de Cukierman, el curso de Talmud y Derecho en la Facultad, integró uno de sus últimos directorios.

Finalmente, el gran establecimiento comercial Macromercado, cuyos fundadores eran judíos, tuvo como antecedente a ALPASA —Almacén Palestina Sociedad Anónima—, nombre que hoy resulta revelador del clima histórico y cultural de aquella época.

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