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El turismo y los bienes comunes colaborativos: un nuevo paradigma en marcha
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En un mundo en constante evolución, el turismo no se queda atrás. Jeremy Rifkin, conocido economista y futurista, nos ha presentado una visión innovadora del futuro económico: los bienes comunes colaborativos. Según Rifkin, estamos al borde de una transformación histórica comparable a la aparición del capitalismo y el socialismo en el siglo XIX. Este nuevo paradigma, basado en el concepto de costo marginal cero, tiene el potencial de revolucionar múltiples sectores, incluido el turismo.

Por Jacobo Malowany @jacobomalowany

Rifkin explica que el costo marginal cero se refiere a la posibilidad de producir bienes y servicios adicionales prácticamente sin costo, una vez que se han cubierto los costos fijos iniciales. Esta idea, aunque familiar para los empresarios, resulta impactante para el público en general y promete transformar la economía global en los próximos años. En el turismo, las implicaciones son vastas y profundas.

El turismo, como muchos otros sectores, ha sido testigo de una creciente digitalización y automatización. Desde la reserva de vuelos y hoteles hasta la planificación de itinerarios y la oferta de experiencias virtuales, la tecnología está reduciendo drásticamente los costos operativos. Plataformas de economía colaborativa como Airbnb para viviendas en vacaciones y Carsharing para alquilar vehículos ya están cambiando la forma en que viajamos, ofreciendo alojamiento asequible y experiencias auténticas a un costo mucho menor que los hoteles tradicionales y o rentadoras de vehículos. 

La economía colaborativa, un concepto clave en los bienes comunes colaborativos, se refiere a la práctica de compartir y optimizar el uso de los recursos disponibles a través de plataformas tecnológicas. En el turismo, esto se traduce en compartir alojamientos, vehículos y experiencias de viaje. Este modelo no solo reduce costos, sino que también fomenta una mayor interacción entre los turistas y las comunidades locales, creando experiencias más enriquecedoras y auténticas.

La reducción de los costos marginales está llevando a una mayor accesibilidad y democratización del turismo. Hoy en día, gracias a las tecnologías de bajo costo, más personas pueden explorar destinos lejanos sin necesidad de gastar fortunas. Los tours virtuales y la realidad aumentada permiten a los viajeros experimentar lugares remotos desde la comodidad de sus hogares, ampliando sus horizontes y fomentando un deseo de viajar que, eventualmente, podría traducirse en visitas físicas.

La paradoja que Rifkin destaca en el capitalismo, donde la búsqueda de eficiencia y productividad lleva a una reducción de costos hasta casi cero, se está manifestando claramente en el turismo. Empresas y destinos turísticos están adoptando tecnologías avanzadas para ofrecer servicios casi gratuitos, creando un mercado donde la competencia ya no se basa en el precio, sino en la calidad y la exclusividad de la experiencia.

Además, los bienes comunes colaborativos promueven un modelo donde los recursos se comparten y gestionan de manera colectiva, beneficiando a las comunidades locales. En el contexto turístico, esto significa un mayor enfoque en el turismo sostenible y comunitario. Los turistas buscan experiencias auténticas y significativas, donde puedan contribuir y aprender de las comunidades que visitan. Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental, sino que también fomenta el desarrollo local y la preservación cultural.

Ejemplos como el crecimiento de plataformas de intercambio de casas o el auge de guías locales que ofrecen tours personalizados muestran cómo la economía colaborativa puede transformar el turismo. Los turistas ya no dependen únicamente de las grandes cadenas hoteleras o los tours tradicionales; ahora tienen la posibilidad de alojarse en hogares locales, viajar en coches compartidos y descubrir destinos de una manera más auténtica y económica.

El turismo en la era de los bienes comunes colaborativos promete ser más inclusivo, accesible y sostenible. La revolución del costo marginal cero está transformando la industria, creando nuevas oportunidades y desafíos. Mientras nos preparamos para este nuevo paradigma, es fundamental que tanto los destinos como los viajeros adopten una mentalidad de colaboración y sostenibilidad, asegurando que el turismo no solo sobreviva, sino que prospere en este nuevo contexto económico. La economía colaborativa es clave para este futuro, permitiendo un turismo más equitativo y conectado con las comunidades locales, y facilitando experiencias que son tanto económicamente viables como culturalmente enriquecedoras.

Algo más sobre Jeremy Rifkin.

En su influyente libro «El fin del trabajo» de principios del siglo XXI, Rifkin examina el impacto de la automatización y la tecnología en el mercado laboral. Y argumenta que el avance tecnológico está llevando a una disminución drástica en la necesidad de trabajo humano, lo que podría resultar en un desempleo masivo y una transformación fundamental de la economía global. A través de un análisis detallado de la historia económica y las tendencias actuales, el autor advierte sobre la necesidad de reimaginar nuestras estructuras económicas y sociales para adaptarse a un futuro donde el trabajo tradicional ya no sea la base de la prosperidad y el bienestar.

En este contexto, la idea de los bienes comunes colaborativos cobra una relevancia especial. Con la disminución de los trabajos tradicionales, las comunidades necesitarán nuevas formas de generar valor y sustentar la economía. Los bienes comunes colaborativos, que incluyen recursos compartidos y gestionados colectivamente como la energía renovable, el conocimiento abierto y las plataformas de economía colaborativa, ofrecen un modelo alternativo para la organización económica y social. Este paradigma no solo permite la reducción de costos marginales a casi cero, como Rifkin describe, sino que también promueve la inclusión, la sostenibilidad y el bienestar comunitario.

La integración de la tecnología en los bienes comunes colaborativos puede facilitar la creación de redes descentralizadas donde los recursos se gestionen de manera más equitativa y eficiente. En el sector turístico, por ejemplo, plataformas colaborativas permiten a los viajeros compartir alojamientos, vehículos y experiencias, fomentando una economía más equitativa y conectada con las comunidades locales. Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental, sino que también genera nuevas oportunidades para el desarrollo local y la preservación cultural, alineándose con la visión de Rifkin de un futuro económico sustentado en la colaboración y la tecnología.

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