El conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanés (SAF, por sus siglas en inglés) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) lleva tres meses sin señales de parar. Mientras tanto de 3.1 millones de personas han sido desplazadas por el conflicto civil, y el número de refugiados aumenta semanalmente.
Los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) actualizados el miércoles muestran que, dentro de las fronteras de Sudán, más de 2.4 millones de personas han sido desplazadas. Además de los millones que han sido expulsados de sus hogares, otras 737,801 personas han huido buscando refugio en países vecinos como Egipto, Chad y Sudán del Sur.
Las mujeres y las niñas están siendo blanco de las tropas en ambos bandos. La organización benéfica internacional Save the Children informó sobre «números alarmantes de niños y adolescentes que están siendo agredidos sexualmente y violados por combatientes armados».
El Programa Mundial de Alimentos estima que aproximadamente 1 de cada 10 niños desplazados de Sudán está desnutrido.
Dos poderes del Medio Oriente buscan obtener influencia diplomática en la región, así como acceso a los recursos naturales de Sudán y una ubicación clave cerca de la encrucijada entre el Medio Oriente y África. Arabia Saudita ha respaldado a las SAF estatales, mientras que los Emiratos Árabes Unidos han respaldado a las RSF paramilitares.
El Reino Unido ha tratado de mediar luego que los esfuerzos de Estados Unidos y Arabia Saudita fracasaran. El Ministerio de Relaciones Exteriores británico sancionó a empresas asociadas con cada bando para mostrar a los gobiernos extranjeros que utilizará su influencia contra quien tome partido en esta disputa, pero no es claro si esta medida evitará que Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos continúen su apoyo.