Desde que la “muy fiel y reconquistadora” San Felipe y Santiago de Montevideo recuperara Buenos Aires y mandara a los Ingleses vuelta a casa, nuestro país y su gente se define con mitos. El éxodo, la Suiza de América, Maracaná, el Plebiscito del 80 son sólo ejemplos de lo que nos explica como colectivo, sin necesidad de muchas palabras. En materia de de diarios tenemos en nuestro imaginario uno grande -enorme, casi inmanejable- a ocho columnas, plúmbeo, sin fotos y en blanco y negro. El mitológico EL DIA.
Hace más de medio siglo su primera plana cambiaría radicalmente, su diagramación daría espacio a los blancos, cabida a las fotos y destaque a las noticias; los avisos económicos en primera se convertirían en cosa del pasado. Sin embargo, a pesar de todas esas innovaciones que acompañaron las tendencias comunicacionales de la época, el diario mitológico persiste en nuestras mentes. Y continuará haciéndolo aún cuando hoy llegue a sus lectores por medios electrónicos.
El diario de Batlle, “el rotativo de mayor tiraje”, el impreso en la Marinoni o en la MAN hoy da paso a EL DIA.uy que se visualizará en la pantallas de una Mac, un Samsung, o una Ceibalita.
El aguerrido opositor a Santos, Terra y el proceso civico-militar, vuelve para construir, en el Uruguay libre y democrático, más República.
Nuestra propuesta es simple: nos proponemos contribuir a la inteligencia de nuestros lectores y audiencia simplificándoles la tarea de estar informados y profundizando en el porqué de las cosas. En un mundo de noticias globales, de comunicaciones instantáneas y de mucha basura informativa, queremos ser la diferencia, el decantador de la “fake news”. Si lo dijo EL DIA, debe ser cierto.
Nuestro credo —que se reflejará exclusivamente en los artículos del consejo editorial— nos viene de nuestro fundador, y se manifestará libre e independientemente de cualquier tendencia partidaria. Predicaremos libertad y justicia social y con ese propósito daremos cabida o opiniones divergentes, como aporte a la mejor formación e información de los uruguayos.
Si logramos el objetivo, mediante un contrato de honestidad con el lector, entonces volveremos a ser, más allá del formato, el alma de mito antiguo. El diario de los uruguayos.