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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

Disidencias internas coloradas, coalición y hegemonías

 

Días pasados, el periodista Tomás Linn abordó en una columna de El País la realidad actual del Partido Colorado, y en la que hace consideraciones sobre el liderazgo de Andrés Ojeda, así como sobre las movidas del movimiento “no fusionista, que busca evitar la conformación de la Coalición Republicana para las presidenciales de 2029.

En uno de sus párrafos, Linn sostiene que si bien Ojeda “le dio empuje al partido, no le dio paz. Creció pero pese a ello, el Partido Colorado no puede disimular sus discrepancias internas”.

Nos preguntamos si para cualquier partido, exhibir discrepancias en forma pública, o aún, por qué no, que sus integrantes voten de forma diferente en el Parlamento, tal como ocurrió el pasado martes con el proyecto de Ley de regulación de la eutanasia es “no dejarlo en paz”.

Las afirmaciones parecen exageradas y contrarias al sentir republicano y democrático, al tiempo que no recuerdan infinidad de confrontaciones internas a lo largo de la historia, tanto dentro del Partido Colorado como en el resto de las colectividades.

Tampoco sería sano “disimular” las discrepancias internas, es decir, una suerte de “barrer para adentro”, cuando ni el Partido Nacional ni tampoco el Frente Amplio las disimulan ni tampoco lo han hecho a lo largo de la historia.

En otro de los pasajes de su columna, Linn señala que “el problema es que para el votante común, el Partido Colorado juega un rol imprescindible en el damero político, tal como lo demostró cuando estuvo en el gobierno de la Coalición”.

Si bien es cierto que el Partido Colorado juega un rol “imprescindible”, porque sin él el Partido Nacional no podría acceder al gobierno, también es cierto que en la Coalición ocupó un papel algo más “prescindible”.

El Partido Nacional no le llevó al Partido Colorado propuestas como la regulación de la eutanasia, el proyecto y propuesta plebiscitaria sobre ingresos a las intendencias y la bajada de pulgar al entonces presidente de ANCAP, Alejandro Stipanicic para que el ente no participara de la producción de hidrógeno verde.

Dejamos de lado las salidas, aún poco claras, del ex canciller Ernesto Talvi y de la ex vicecanciller Carolina Ache, quien denunció que tuvo que mentir en la interpelación al canciller Francisco Bustillo por el tema del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset, mientras que -según ella- recibió pedidos para que rompiera su celular y que ingresara a una reunión a la Torre Ejecutiva por el garage.

Por lo demás, ha sido poca la incidencia del Partido Colorado en la gestión del gobierno, salvo una destacadísima actuación de Talvi, especialmente en el caso del crucero Greg Mortimer.

Cuando Linn sostiene que “los colorados tendrían que hacer un balance positivo de lo que fue la experiencia del pasado gobierno”, queda poco claro entonces si a la experiencia se refiere a la participación colorada o a los resultados del gobierno pasado.

Ya mencionamos lo que fue la participación colorada y el ninguneo a algunos proyectos. Y en materia de resultados, sabor a poco. Un aumento del salario real en cinco años de 2,7%, cuando el PBI creció 6,5%, desempleo por encima del 8% a pesar de haberse creado 100.000 puestos de trabajo, niveles de pobreza estancados en el entorno de 10%, con uno de cada tres niños pobres y poco y nada en materia de vivienda.

Como positivo, el manejo de las crisis del Covid y la sequía, la reforma de la educación y de la seguridad social, últimos dos aspectos que impactarán favorablemente en las próximas generaciones.

Por cierto que ninguna referencia hace a la pérdida de identidad en caso de establecerse la Coalición Republicana para octubre de 2029 y sí a que “rechazar la coalición es no sólo alentar la hegemonía del Frente, sino reducirse como partido”.

Creemos que lejos de alentarse la hegemonía del Frente, ésta puede crecer si los colorados que lo votaron en el ballotage lo hicieran ya desde octubre por no estar de acuerdo con la Coalición Republicana.

Y el partido se reduce al formar parte de un lema mayor, donde por el momento lejos estará de ser mayoría e imponer su impronta y sus ideas liberales y progresistas inspiradas en el batllismo, que es lo que antes que cualquier discusión coalicionista deberá recomponerse.

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