Daniell Noboa, con sólo dos años de experiencia en el Parlamento, es el nuevo y más joven –35 años– presidente de Ecuador. Hijo de la excongresista Anabella Azín, logra lo que su padre, el millonario empresario bananero, Alvaro Noboa, no consiguió en cinco intentos, convertirse en el primer mandatario del país.
El presidente electo llegó a la segunda vuelta de forma sorpresiva, mal posicionado en las encuestas, luego del debate del 13 de agosto donde se desempeñó con acierto sobre economía, tema de su preferencia y en el que ha trabajado desde el Congreso, liderando la comisión de desarrollo económico.
Noboa ejercerá la presidencia hasta 2025 al cubrir el período restante del presidente Guillermo Lasso quien disolviera el Parlamento y convocara a elecciones generales anticipadas luego de aplicar el recurso constitucional conocido como «muerte cruzada».
Definido por Americas Quarterly como un centro-derechista en asuntos económicos y tirando a personalista en su mirada institucional, Noboa se auto percibe como de centroizquierda, aunque cuente con el favor de los votantes de derecha. Pero es convincente: derrotó en las urnas a Luisa González que había ocupado cargos de importancia durante la presidencia de Rafael Correa, a quien el joven presidente electo venció desde las sombras.
Los contendiente llegaron a la primera vuelta del 20 de agosto bajo el impacto del asesinato del candidato Fernando Villavicencio a pocos días de las elecciones. Pero nadie esperaba que en esa oportunidad Noboa, perteneciente a la elite económica del país, derrotara a los favoritos Jan Topic y al exvicepresidente de Lenin Moreno, Otto Sonnenholzner.
En un país sumido en una ola de violencia desconocida, ambos candidatos prometieron enfrentar al crimen organizado que es responsabilizado por los altos inicies de inseguridad, que ha pasado en cinco años de 5,8 a 25,32 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2022, la cifra más alta de su historia. Noboa propuso la instauración de barcos-cárceles para evitar que el crimen organizado no pueda dirigir sus negocios desde las prisiones.
Utilizando un chaleco antibalas el nuevo presidente electo recordó al convulsionado electorado la importancia de la mano dura a un país agobiado por el narcotráfico y el crimen organizado. La muerte de Villavicencio fue relacionada a sus denuncias a la corrupción y el narcotráfico y los seis sospechosos de su asesinato fueron asesinados en la cárcel a pocos días de la segunda vuelta.
Noboa captó los votos anticorreistas pero tuvo el mérito de seducir a quienes esperan una orientación económica mirando al mercado y, sobre todo, a las nuevas generaciones de votantes.
Con el 90,23% de los votos escrutados, Noboa alcanzó el 52,3% de apoyo, frente al 47.7% de Gonzalez. “Nuestras felicitaciones profundas porque venció en democracia”, reconoció la candidata desde su sede electoral, un hotel de Quito donde el movimiento Revolución Ciudadana, que lidera Correa, siguió el escrutinio.
Con el 90,23% de los votos contados, Noboa alcanzó el 52,3% y González el 47,7%.