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Continúan los saqueos en Argentina.
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La sombra del 2001 aparece en la República Argentina como un fantasma que nadie quiere volver a ver. Luego de las elecciones primarias, el pueblo argentino sufre de una ola de inestabilidad económica con una devaluación del 22% y una fuerte suba en los productos de la canasta básica. La tensión se incrementa en todo el país y ya son varias provincias donde se han producido saqueos.

El gobierno de Alberto Fernández señala que estos actos son cometidos por delincuentes comunes que se organizan para perpetrar los hechos, mientras que desde la oposición apuntan a la grave crisis económica que ha dejado en la pobreza a casi la mitad del país.

Las provincias de Neuquén, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires han sido las afectadas por los robos, que hasta ahora dejaron a más de 30 personas detenidas. La crisis social y política del año 2001 tras el corralito, parece tener demasiadas similitudes con la situación actual; en aquella ocasión los sectores populares ingresaron en una situación insostenible y se generalizaron los saqueos a supermercados y comercios de alimentos en casi todas las provincias, donde se multiplicaron los detenidos y represión por parte de las fuerzas de seguridad.

Los jubilados, luego de trabajar durante 30 años o más, también han sido fuertemente imputados por la inflación y la devaluación decretada luego de las eleciones internas, como fue recogido en entrevistas de LN+, Crónicas y A24. Una anciana de 82 años, que manifestó haber trabajado hasta los 81, confesó que se salteaba el almuerzo y que sólo tomaba mate, «no como al mediodía ya que no me alcanza la plata, sólo puedo comer una vez al día», señaló. Mientras tanto, un hombre ya entrado en años no ocultó su angustia, «Me puedo permitir sólo un churrasco por semana, cobro la mínima» indicó. Por último, una jubilada conmovida comentó que nació en una familia muy humilde, que de niña pasó hambre y que nunca pensó que llegaría a sus últimos en la misma situación de su niñez.

La profundidad de la crisis no presagia soluciones de corto plazo para los argentinos, que se encuentran en la cuenta regresiva de las elecciones nacionales a celebrarse en el mes de octubre, en las que se espera una participación mayor de los ciudadanos.

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