Tres drones ucranianos fueron derribados en Moscú el pasado domingo; uno en las afueras de la ciudad, y los otros dos terminaron estrellándose contra un edificio de oficinas donde un guardia de seguridad fue herido. El aeropuerto Vnukovo de Moscú cerro, luego de lo que fue calificado como un «intento de ataque terrorista». Kiev no se hizo responsable de los ataques, pero en general no hace públicos ese tipo de intento.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, dijo que los ataques en Rusia son una consecuencia inevitable: «Hoy es el día 522 de la llamada ‘Operación Militar Especial’, que Moscú creyó que apenas duraría un par de semanas». Y agregó que de a poco «la guerra está volviendo al territorio de Rusia, a sus centros simbólicos y bases militares, y este es un proceso inevitable, natural y absolutamente justo».
Mientras tanto tras una reunión con líderes africanos en San Petersburgo, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que no descarta las conversaciones de paz con Ucrania, aunque no hasta que cese la contraofensiva de Ucrania. Los líderes africanos, afectados por la retirada de Rusia del acuerdo que permitía a Kyiv exportar granos durante la guerra, pidieron un acuerdo de paz para mantener alimentados a sus pueblos.
Putin pareció estar dispuesto a considerar un acuerdo de paz, pero el ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional, Dmitry Medvedev, que su país podría ir hacia opciones nuclear si la situación empeora. El diplomático ruso dijo que la guerra podría «terminarse en unos pocos días» si se hace «los estadounidenses hicieron en 1945 cuando desplegaron armas nucleares y bombardearon dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki».