La primera conversación que mantuvieron en más de un año los líderes de Estados Unidos, Joe Biden y China, Xi Jinping, este miércoles, fue considerada por el presidente estadounidense como la más constructiva y productiva desde que llegó a La Casa Blanca. Sin embargo no hubo más avances que respecto a los controles a la producción de fentanilo y a las conversaciones directas entre fuerzas militares.
De acuerdo a las declaraciones de ambos presidentes, que se reunieron en los márgenes de la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), sí es importante que exista la voluntad de continuar dialogando y el compromiso de estar disponibles si una crisis lo requiere.
Pero a pesar de la cordialidad de la reunión, en la que Xi insistió en que el mundo es lo suficientemente grande para albergar dos superpotencias, los temas de fondo que han puesto a los dos países en el filo de la crisis, subsisten: la independencia de Taiwan, la competencia tecnológica y los apoyos de cada país –tácitos o explícitos– a estados que preocupan a una u otra superpotencia.
No obstante, tanto Biden como Xi han dado espacio a una cooperación posible. El presidente norteamericano se refirió en su conferencia de prensa luego del encuentro al objetivo de la cumbre “ encontrar espacios donde nosotros podamos juntos hallar intereses mutuos». Y por su parte Xi, en un salón repleto de ejecutivos (y billonarios) estadounidenses, se preguntó “¿Somos adversarios o socios,? China está lista para ser socia y amiga de los Estados Unidos».