Un ballotage abierto, el Movimiento de Participación Popular (MPP) como fuerza hegemónica del Frente Amplio y actitudes diferentes con respecto a los dos plebiscitos que no alcanzaron la mayoría, son algunas de las lecturas que dejaron las elecciones del 27 de octubre.
La suma de los partidos nucleados en la oficialista Coalición Republicana se impuso al Frente Amplio por unos 86.000 votos, con el candidato de este último Yamandú Orsi con 44% y Alvaro Delgado con 27%, mientras que 16% fueron las preferencias para el colorado Andrés Ojeda, quien levantó en 3% la votación de ese partido con respecto a 2019.
Los números que arrojaron las elecciones hacen presagiar un ballotage que se prevé de extrema paridad, con un mejor posicionamiento para la Coalición en la ventaja de votos obtenidos en la primera vuelta y para el Frente Amplio en la mayoría de 16 senadores que alcanzó en el Senado.
A diferencia de 2019, la Coalición gobernante aparece más abroquelada para la segunda vuelta y la fuga de votos desde la misma al candidato opositor parece poco probable, ya que el crecimiento del Frente Amplio y la debacle de algunos partidos coalicionistas ya se registró en la instancia reciente.
Basta mencionar que Cabildo Abierto no logró bancas en el Senado y quedó reducido a una pobre expresión electoral.
Cabe preguntarse que comportamiento tendrán los votantes de Gustavo Salle y su partido antisistema, Identidad Soberana, que obtuvo dos bancas en la cámara baja, en la mejor votación que la historia recuerde de un partido de estas características.
El Frente Amplio, por su parte, salió fortalecido con una bancada de 16 legisladores en el Senado, de los cuales nueve corresponden al MPP, que se afianza como fuerza hegemónica de la coalición de izquierdas.
Por el contrario, el bloque “seregnista” obtuvo en Mario Bergara su único senador, lo que unido a la imposibilidad del también ex ministro de Economía Alvaro García de acceder a un escaño, demuestra la debilidad de los llamados sectores “moderados”.
En el Partido Nacional, cabe destacar la gran votación de lista 40 del senador y ex ministro de Defensa, Javier García, que se impuso a la propia lista 404 de Delgado y del presidente Luis Lacalle Pou.
En el Partido Colorado, que sumó cinco senadores, aparecen ya dos bloque definidos, conformados por un lado por “Unir para Crecer”, con Ojeda, Robert Silva y Gustavo Zubía, y por otro, con “Vamos Uruguay”, liderado por Pedro Bordaberry, quien vuelve al Senado tras cinco años de ausencia.
La eventualidad de un gobierno de Delgado con una mayoría frentista en el Senado y también sin mayoría en la Cámara de Diputados, obligará a una mayor negociación interbloques para la aprobación de proyectos, aunque de ninguna manera significará un gobierno “trancado”, excepto en lo que hace a la aprobación del Presupuesto Quinquenal, rendiciones de cuentas, venias o censuras a ministros.
Tanto ministerios como entes autónomos y otros organismos que forman parte del gobierno, pueden cumplir a cabalidad su tarea sin necesidad de la aprobación de un gran número de leyes y bastaría con ejecutar su labor administrativa.
No obstante, dada la conformación que tendrá el Parlamento, cabría especular a vuelo de pájaro, que en la próxima legislatura podrían reunirse las mayorías para la aprobación del proyecto de Ley de Eutanasia y que serían difíciles de alcanzar las eventuales fusiones del Banco República con el Hipotecario y de ANCAP con UTE, así como una desmonopolización de ANCAP en la importación de refinados.
De quien obtenga el gobierno, dependerá además la suerte de la continuidad de la reforma educativa, la vigencia de la LUC y el futuro de la Seguridad Social.
Luego del fracaso de los plebiscitos que impulsaban cambios en la Constitución para reformar el sistema de Seguridad Social y habilitar los allanamientos nocturnos, ambos contendientes en el ballotage reaccionaron de forma disímil.
Mientras Orsi sostuvo que hay que escuchar al 40% que votó la papeleta del SI de la Seguridad Social y recordó que el programa del Frente Amplio apunta a restablecer la edad jubilatoria en 60 años, Delgado dio por laudada la discusión en torno a los allanamientos nocturnos y aclaró que no se insistirá con legislar al respecto.
La posición de Orsi mantiene entonces una incertidumbre tanto a nivel interno como externo, sobre que ocurrirá con el sistema previsional, además de que no sería la primera vez que el Frente Amplio no respeta los resultados de un pronunciamiento popular, tal como ocurrió con la Ley de Caducidad, o se insiste cada tanto con el voto de los uruguayos en el exterior, rechazado en 2009.
Con respecto a los allanamientos nocturnos, cabe consignar que la ciudadanía rechazó una vez más una solución facilista a un problema de seguridad complejo, al igual que en 2014 se desestimó la rebaja de la edad de imputabilidad y en 2019, precisamente, los allanamientos nocturnos, la cadena perpetua revisable, el cumplimiento de la totalidad de las penas para algunos delitos y la creación de una Guardia Nacional con efectivos de las Fuerzas Armadas.

