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América Latina requiere mayores contribuciones de filantropía
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Latinoamérica y el Caribe obtuvieron unos USD 400 millones anuales provenientes de la filantropía privada en el período comprendido entre 2018-2020, una contribución que se considera exigua y que según expertos es necesario aumentar con mayor intervención del Estado e incentivos a los donantes.

De acuerdo a un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) titulado Private philanthropy for sustainable development, 2018-20, la mayoría de estos recursos se destinaron a Brasil (USD 64 millones), seguido por México (USD 52 millones), Colombia (USD 43 millones), El Salvador (USD 27 millones, Perú (USD 20 millones) y Hatí (USD 13 millones).

Estos recursos se destinaron principalmente al gobierno y la sociedad civil, en las áreas de salud y población y protección del medioambiente. 

Según la OCDE, los fondos globales de la filantropía privada para el desarrollo sostenible alcanzaron los USD 8.100 millones en 2018, USD 8.300 millones en 2019 y USD 9.600 millones en 2020, incluyendo unos USD 4.000 millones anuales no clasificados por región y que fueron destinados a actividades multiregionales, proyectos de investigación y soporte a organismos internacionales.

Africa y Asia, por su parte, recibieron USD 2.900 millones anuales y USD 1.400 millones anuales, respectivamente durante el período 2018-2020.

La fundación Bill and Melinda Gates fue la principal contribuyente a la filantropía global, con un promedio anual de USD 4.299 millones entre 2018 y 2020 -49% del total-, seguida por la Fundación Mastercard con USD 476 millones.

Estados Unidos y Canadá fueron responsables del 79% de los fondos de ayuda, por un total de USD 6.800 millones anuales, mientras que Europa aportó USD 1.900 millones anuales, el 21% del total.

“En el contexto de América Latina, las desigualdades son flagrantes y la filantropía se hace necesaria con la intención de resolver los problemas sociales, desde el acceso a la educación, la escolarización hasta la alimentación y la vivienda”, dijo a Bloomberg Línea el politólogo y profesor de sociología en la institución académica brasileña ESPM, Paulo Ramírez.

En su opinión, las acciones de la filantropía son muy importantes, pero son generalmente específicas y locales. De hecho, dice que no suele haber recursos suficientes para resolver los problemas de todos los necesitados y la filantropía “no llega a cubrir a todos los individuos que necesitan una mejora de su condición social”.

En este sentido, “las soluciones a un nivel más global dentro de una sociedad debería ofrecerlas el Estado”, apuntó.

Ramírez sostuvo que “desde el punto de vista sociológico, lo que estamos acostumbrados a evaluar es que la filantropía parece darse en países de continentes donde el nivel de intervención del Estado en el área social, salud, educación, vivienda, etcétera, es menor”, apuntó.

Mientras tanto, la doctora en Economía en la Universidad del Rosario de Colombia, Clara Inés Pardo, señaló que los procesos filantrópicos en Latinoamérica no son tan desarrollados como en otras regiones.

Citó el World Giving Index (Índice de Donaciones Mundiales) para explicar que los países referentes en este aspecto presentan avances en gran medida atribuidos a factores culturales y marcos fiscales favorables que permiten deducciones de impuestos.

La promoción de esta cultura filantrópica podría impulsar el desarrollo, especialmente si los fondos se utilizan estratégicamente para abordar la pobreza y la desigualdad, con una gestión transparente que demuestre su impacto, dijo.

Comprender las particularidades culturales y los procesos de desarrollo de las organizaciones filantrópicas es crucial, ya que muchas de estas entidades han logrado mejorar sus procesos a nivel local y han extendido su ayuda a programas globales, lo que refleja un nivel de desarrollo significativo.

“En Latinoamérica es importante fortalecer la cultura de la donación y promover un portafolio diversificado de las propuestas que se trabajan para el destino de los recursos, ya que se ha concentrado en temas de educación”, manifestó Pardo.

Añadió que es clave lograr procesos transparentes que evidencien que las ayudas efectivamente lleguen a prioridades de la región, garantizar una regulación efectiva y lograr obtener fondos nacionales e internacionales que cuenten con una buena gestión y que permitan medir el impacto.

Asimismo, para maximizar el impacto, sostuvo que es importante garantizar una buena gobernanza de las instituciones filantrópicas con procesos transparentes que generen confianza y diseñar programas innovadores de donación, entre otros.

Mientras tanto, Ramírez consideró que el propio Estado debería poder ayudar de alguna manera a esas instituciones filantrópicas con políticas públicas.

“Las instituciones filantrópicas necesitan más estímulos, no solo en términos de reducción de impuestos, sino también el acceso a la publicidad en los medios de comunicación”, apuntó.

El académico consideró que estas organizaciones podrían tener una franja de programación específica en las radios y en la televisión de Latinoamérica, no solo para hacer publicidad, sino también para mostrar ese feedback a la sociedad sobre la importancia de los proyectos. 

Concluyó que “los pocos incentivos hacen que el sector privado no esté tan animado a llevar a cabo estas prácticas”.

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