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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

Próstata: los errores que enferman a los hombres

En la vida del hombre, pocos temas generan tanto silencio, pudor y desconocimiento como la salud prostática. Sin embargo, cuidarla puede marcar la diferencia entre una vida plena o una plagada de molestias urinarias.

La salud prostática es un tema que suele quedar relegado hasta que aparecen los síntomas: dificultad para orinar, disminución del flujo, levantarse varias veces por la noche o problemas de erección. Sin embargo, muchos de esos trastornos pueden prevenirse con hábitos de vida saludables.

La hipertrofia prostática benigna (HPB) y el cáncer de próstata son dos de los problemas más frecuentes en los varones mayores de 50 años, y su evolución depende tanto de la genética como del estilo de vida.

A continuación, repasamos los errores más comunes que deterioran la salud prostática y cómo evitarlos.

  1. No hidratarse lo suficiente

La orina concentrada irrita la vejiga y la próstata, generando inflamación crónica. Mantener una adecuada hidratación (1,5 a 2 litros de agua al día) ayuda a diluir toxinas y a reducir la congestión pélvica.

Esto es especialmente importante en hombres con antecedentes de infecciones urinarias o cálculos.

  1. Permanecer muchas horas sentado

El sedentarismo prolongado disminuye la circulación sanguínea en la pelvis y puede producir congestión prostática. Además, debilita los músculos del piso pélvico, fundamentales para el control urinario y la función sexual.

Los hombres que pasan más de 6 horas sentados al día presentan mayor riesgo de síntomas del tracto urinario inferior, según estudios observacionales.

  1. Exceso de cafeína o alcohol

Ambas sustancias irritan la vejiga y aumentan la urgencia urinaria, aunque no se ha demostrado que causen hipertrofia prostática directamente. Sin embargo, pueden agravar los síntomas en quienes ya la padecen.

Moderar su consumo ayuda a mejorar el confort urinario.

  1. Alimentación ultraprocesada

Las dietas ricas en grasas trans, sodio, azúcares y conservantes (como nitritos) aumentan la inflamación sistémica y el riesgo metabólico, lo que puede impactar negativamente sobre la próstata.

Por el contrario, alimentos naturales con licopeno (tomate cocido), zinc (semillas de zapallo), sulforafano (brócoli) y omega 3 (pescado azul) ejercen un efecto protector.

El patrón mediterráneo de alimentación es el más recomendado.

  1. Retener la orina

Aguantar las ganas de orinar por mucho tiempo puede distender la vejiga y generar reflujo de orina hacia la próstata, irritándola.

Si bien no causa HPB ni cáncer, sí puede favorecer infecciones o prostatitis.

Orinar cuando el cuerpo lo pide es un hábito saludable.

  1. Fumar

El tabaco libera compuestos cancerígenos que dañan el ADN de las células prostáticas y aumentan el riesgo de cáncer de próstata agresivo. Además, empeora la circulación y contribuye a la disfunción eréctil.

  1. No realizar controles prostáticos

El PSA y la ecografía prostática anual desde los 50 años (antes en quienes tienen antecedentes familiares) permiten detectar el cáncer a tiempo, con tasas de curación superiores al 95%.

La falta de controles sigue siendo el error más grave.

  1. Exceso de carne roja y embutidos

Las carnes procesadas y rojas en exceso se asocian con mayor riesgo de cáncer prostático, por su contenido en grasas saturadas y compuestos nitrosados.

Consumirlas con moderación, privilegiando el pescado, las legumbres y el pollo, es una medida preventiva útil.

  1. El exceso de grasa abdominal

La grasa visceral actúa como un órgano endocrino, liberando citoquinas inflamatorias (TNF-α, IL-6) y aromatasa, que convierte testosterona en estrógenos.

Esto reduce la testosterona libre, afecta la libido y favorece el agrandamiento prostático.

Perder peso mejora la función hormonal, sexual y prostática.

  1. Estrés crónico

El estrés sostenido eleva el cortisol, que disminuye la testosterona y puede aumentar la dihidrotestosterona (DHT), hormona responsable del crecimiento prostático.

Además, el estrés provoca tensión muscular en el piso pélvico, generando sensación de presión y molestias.

El control del estrés es una parte olvidada, pero fundamental, de la salud prostática.

Conclusión

La próstata responde tanto a las hormonas como al estilo de vida.

Beber agua, moverse, comer bien, controlar el peso, evitar el tabaco, y hacerse chequeos anuales son medidas sencillas que previenen enfermedades, mejoran la vida sexual y aumentan la longevidad masculina.

Cuidar la próstata no es solo un tema de edad, sino de bienestar integral.

Señales de alerta

Consultá al urólogo si presentás:

  • Dificultad o lentitud al orinar.
  • Chorro débil o intermitente.
  • Ganas urgentes o frecuentes de orinar, especialmente de noche.
  • Dolor pélvico o perineal.
  • Sangre en la orina o el semen.
  • Disminución de la libido o erecciones más débiles.

La prevención, en este caso, puede salvar vidas.

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