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Editor responsable: Rafael Franzini Batlle
sábado, diciembre 20, 2025

Milei en su peor momento

Sin lugar a duda, Javier Milei está transitando por el momento más difícil desde que asumió. Si bien es cierto que a lo largo de su gestión se produjeron determinadas situaciones que tensionaron su posicionamiento, como ser meses de alta inflación y de bajas expectativas económicas y no hace mucho, más precisamente en febrero de este mismo año, el LibraGate, también impactó especialmente en su imagen y posicionamiento.

Sin embargo, el caso Spagnuolo significó un durísimo golpe para el proyecto Milei, con el agravante que se produce en un contexto electoral, donde simbólica y políticamente hay mucho en juego, tanto para el oficialismo como para la oposición.

La popularidad del presidente está puesta en tela de juicio. Si bien es cierto que como consecuencia del propio programa económico aplicado, a principios del mes de agosto su imagen retrocedió tres puntos, cuando expira el mes en curso se detecta el saldo negativo más alto entre imagen positiva y negativa desde que asumió y en la categoría “Muy Mala” dentro de su imagen negativa concentra prácticamente a la mitad de los argentinos.

Si se lo compara con el mes de julio su imagen se desplomó de manera significativa: exactamente 7 puntos porcentuales.

Frente a las elecciones de medio término que se avecinan, parecen -al menos- no ser datos muy alentadores para el oficialismo.

El impacto en la opinión pública de este caso de corrupción y coimas que involucra al entorno cercano del presidente, incluyendo a su propia hermana, los primos Menem (Lule y Martín) y hasta lo llega a salpicar a él personalmente.

El nivel de penetración, medido en términos de conocimiento del tema por parte de la opinión pública, no solo es altísimo, sino que supera holgadamente al conocimiento e impacto que produjo entre los argentinos el caso de la cripto estafa con la moneda Libra, donde -además- tibiamente salieron a la luz denuncias de pedidos de dinero para entrevistas y fotografías con el presidente y hasta compra de cargos electivos en los comicios en que Milei se convirtió en presidente.

En la actualidad para la opinión pública, el entramado de la corrupción en el entorno presidencial ha quedado expuesto de manera significativa. Dos datos obtenidos en esta última encuesta lo confirman  de un modo elocuente: en primer lugar más de 6 de cada 10 argentinos expresa su convencimiento que se trata de “un caso real de coimas y corrupción” y como frutilla del postre, la corrupción se ha posicionado como la principal preocupación de los argentinos, incluso hasta desplazando a las cuestiones económicas, como ser sueldos e ingresos que no alcanzan, a un segundo lugar.

El hecho que la corrupción haya trepado de manera significativa entre las preocupaciones, no quiere decir que los temas económicos han desaparecido de la agenda de los argentinos. Es evidente que siguen existiendo, en tanto y en cuanto subyacen por debajo del fuerte impacto del caso de coimas, y si se analiza con cuidado, se detecta que sigue dejando al descubierto que la percepción acerca de la situación económica se agrava día a día.

Las expectativas en relación a la mejora de la economía en los próximos meses se había convertido en una de las explicaciones que justificaban una imagen de Milei estable, a pesar de los efectos adversos del feroz ajuste en la vida cotidiana de los argentinos.

A partir del mes de febrero de este año, las expectativas positivas comenzaron a descender suavemente. Sin embargo, el crecimiento de las expectativas negativas con relación a la economía consolidaron un salto a partir de principios de agosto: 55 por ciento de negatividad. Y la tendencia no se detuvo, por el contrario se profundizó y a fines del mismo mes crecieron al 59 por ciento, el valor más alto en la serie cronológica desde que Milei asumió la presidencia.

La percepción de la situación que los argentinos atraviesan a nivel económico, tanto personal como familiar también impacta en el mal humor social que crece en los últimos tiempos.

Cuando se pregunta cuál es la situación económica de la economía hogareña, 8 de cada 10 argentinos expresan que “tienen dificultades para llegar a fin de mes”. Prácticamente la mitad de ellos directamente no llega o le falta muy poco y un 34 por ciento debe realizar grandes esfuerzos: entre otras cosas, reducir consumos, comprar segundas y terceras marcas, restringir o eliminar vacaciones, comprar menos vestimenta y calzado. Asimismo, aquellos que han logrado atesorar ahorros, no les queda otro remedio que quemarlos para pagar deudas, especialmente de tarjetas de crédito.

El fuerte impacto del caso de las coimas en la Administración Nacional de Discapacidad  (ANDIS), deja consecuencias significativas en el imaginario colectivo de los argentinos. Milei y su equipo de gobierno se han convertido en “más de lo mismo” de lo que el libertario propuso combatir, mostrándose como un dirigente poco tradicional y alejado de la “casta”, el concepto que su campaña comunicacional en las elecciones presidenciales impuso como “el peor mal de la política tradicional”, que su gestión se proponía erradicar.

Hoy en día, para la mayor parte de los argentinos Milei es parte de tal casta. Es más: si este caso sigue avanzando podría convertirse en uno de los peores escándalos de los últimos tiempos.

Mientras tanto, el mal humor social de los sectores más castigados y desprotegidos de la sociedad sigue creciendo y las manifestaciones espontáneas de la bronca acumulada explota, en tanto se mantienen al descubierto situaciones que generan rechazo en la opinión pública: represión a los jubilados y veto presidencial a la decisión de Congreso Nacional de votar una Ley que le otorgue un pequeño aumento de sus haberes, que el gobierno se niega de manera sistemática a permitir; quita de subsidios y medicamentos a miles de discapacitados, cierre de Pymes y grandes empresas que genera pérdida de fuentes de trabajo, recesión como único remedio a que el dólar siga quieto y la inflación no crezca.

Estos solo son algunos ejemplos de la raíz del mal humor social, que puede expresarse en reacciones violentas, especialmente frente a las típicas caravanas de Milei, que fueron parte de los tiempos de la campaña presidencial y que en la actualidad tensan aún más la cuerda de la polarización de la sociedad.

A esta altura las cosas han cambiado. Muchos que nunca creyeron refuerzan su rechazo, otros que sí confiaron están arrepentidos, desilusionados y hasta enojados.

Desde el punto de vista periodístico las cosas se le ponen cada día más difíciles. Muchos de lo que lo defendieron a capa y espada, hoy se ponen más críticos y los dirigentes que acompañan al presidente pasan momentos difíciles frente a las cámaras.

Al oficialismo les quedan muy pocos espacios periodísticos que constituyen su zona de confort; especialmente en los streamings propios y amigables y en los programas de ciertos periodistas, donde a todas luces juegan de locales.

Sin embargo, cada vez le queda menos tela para cortar: con este tenso clima social, producto de una mixtura entre economía y corrupción, el margen de maniobra es cada día más estrecho.

De confirmarse a nivel judicial la veracidad de este escándalo y si sigue creciendo el enojo y la desilusión de sus propios adeptos, puede llegar a producirse un impacto electoral en los próximos comicios. Y para colmo de males, no falta mucho tiempo: están a la vuelta de la esquina.

Para un tercio de los argentinos su intención de voto al oficialismo puede modificarse como producto de este escándalo. Las promesas de campaña están puestas en duda, lo que les augura un camino difícil de recorrer en tiempos de campaña.

Según cifras que surgen de esta última encuesta, el 26 por ciento de los que optaron por Milei en el balotaje presidencial podrían elegir otra opción o directamente no ir a votar. Son 15 puntos reales en juego, no es un valor menor dado que pone en jaque las aspiraciones del oficialismo de crecer en Diputados y Senadores Nacionales. Necesitan, y de manera inexorable, más músculo legislativo.

Pero no debe perderse de vista que son las primeras hipótesis que comprueban que las consecuencias son importantes y si esta cuestión crece y se mantiene en el tiempo hasta podría tener mayores consecuencias.

Hasta el momento el cimbronazo es significativo. Más datos son una prueba evidente: la desilusión y el enojo están a flor de piel hasta en el propio segmento mileista: penetra hasta en una porción de su núcleo duro y en una parte importante del segmento de los independientes.

Esto recién empieza: aún queda un duro camino por camino por recorrer y aunque no falta tanto tiempo, seguramente mucha agua aún deberá correr por debajo del puente.

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