El Partido Colorado fue victorioso cuando estuvo cerca del pueblo, escuchando, aportando y concretando propuestas sociales y futuristas mientras guiñaba el ojo izquierdo. No en vano, una vez que fue alejándose de este tipo de pensamientos y asociándose -cada vez con menor autonomía y mayor dependencia- a personas y partidos a la derecha del espectro político fue perdiendo porcentualmente su electorado y consiguiendo magramente otro ya representado.
Durante los últimos años la peor performance electoral de la colectividad fue en el año 2004, cuando producto de la crisis económica que enfrentó el Dr. Jorge Batlle se consiguió, de la mano de Guillermo Stirling, la adhesión de apenas el 10,61% de los votos; y la mejor con Pedro Bordaberry en 2009 votando un 17,02%, con un Lacalle (padre) cerca del jubilo y un Lacalle (hijo) que aún no aparecía para arruinar las aspiraciones de sus amigos diestros.
Hoy Pedro volvió, está participando activamente y sacó su lista 10 para disputar por ese mismo electorado, representado en 2009 y 2014 cuando repitió como candidato del partido. La diferencia radica en que hoy solo aporta y quien debe poner la cara como principal referente es Andrés Ojeda.
Estos dos políticos -Pedro y Andrés- no son lo mismo en conocimiento ni en cuanto a seriedad; aunque si tienen una idea de la sociedad bastante similar.
Pedro -a pesar de las diferencias políticas e ideológicas que pueda tener- es un político realmente preparado, conocedor del Uruguay y con una estatura política necesaria. Entonces, ¿en qué contexto Ojeda superaría la votación del 17,02%?
Viendo cada día más un discurso afín a sectores conservadores y oligárquicos de la sociedad, y una pata a la izquierda renga, no queda otra que pensar nuevamente y tristemente para el Partido Colorado en una elección con el techo asegurado (un 17%).
Mi visión y lo que pueda decir es tan solo una opinión más. La única voz legitimada con un valor real será la del domingo 27 de octubre, cuando los uruguayos se sometan a los comicios y se expresen. Estaremos expectantes a lo que digan.


